Sin duda, las dermatitis se convierten en un gran quebradero de cabeza para muchas personas. Tal y como nos cuenta el doctor Pedro Rodríguez, dermatólogo de Clínica Dermatológica Internacional en Madrid, en el caso concreto de la dermatitis seborreica o eccema seborreico, estamos ante una afección cutánea crónica. Hay tres momentos de la vida en los que su prevalencia es mayor. “Presenta tres picos etarios, uno en lactantes antes de los 3 meses de edad, otro en adolescencia y otro en la cuarta década de la vida, afectando más a hombres que a mujeres”, nos dice el especialista, que apunta, además, que se ha implicado en su origen al hongo Malasezzia furfur. Los síntomas más habituales son escamas en la piel (que se desprenden), picor y enrojecimiento de la zona.
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Las zonas más afectadas
Así, el doctor nos detalla que se localiza en zonas donde existe un aumento de la producción de sebo por la presencia de abundantes folículos sebáceos. Es ahi donde radica el problema. Entre estas zonas destacan:
-El cuero cabelludo.
-La zona de las cejas.
-Los surcos de la nariz.
-Las orejas.
-La parte anterior del tronco.
¿Hay factores que la agravan?
Como sucede con otras muchas afecciones dermatológicas, hay determinados aspectos que pueden influir en un empeoramiento de los síntomas de la dermatitis seborreica. Así nos lo confirma el especialista, que apunta entre ellas al estrés emocional, el estar enfermos, a las bajas temperaturas del otoño y el invierno (tal y como sucede también con la dermatitis atópica), así como la baja humedad en algunas ciudades o en habitaciones con calefacción fuerte con ambiente seco. Todos estos factores agravan la dermatitis.
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¿En qué se diferencia de la dermatitis atópica?
Es el dermatólogo quien debe realizar el diagnóstico diferencial en base a la observación de las lesiones. Puede necesitar tomar una muestra de las descamaciones para hacer una biopsia y diferenciarla de otras afecciones, como pueden ser la psoriasis, la rosácea o la dermatitis atópica, con la que podemos confundirla. El especialista matiza que la localización, la edad del paciente, así como las características del eccema (tipo de rojez, tipo de descamación), nos permiten diferenciarla de la dermatitis atópica. “En alguna ocasión, sin embargo, pueden ser difíciles de diferenciar o pueden coexistir”, nos dice.
Ambas suelen presentar enrojecimiento o picor, pero en el caso de la dermatitis seborreica, destaca sobre un síntoma, que es la aparición de esas escamas en la piel, que recuerdan a placas de caspa. La piel suele ser grasa, mientras que en los casos de dermatitis atópica, suele presentar sequedad extrema.
¿Cuál es el tratamiento?
El doctor Rodríguez nos explica que el tratamiento más eficaz suele incluir el uso de productos seborreguladores que, en ocasiones, se completa con tópicos antiinflamatorios si la dermatitis es muy intensa. Los champús, cremas y lociones recetados por el dermatólogo suelen ser de gran ayuda para combatir este problema de la piel. Además, hay una serie de medidas generales que podemos seguir para evitar que empeoren los brotes. Por ejemplo, es útil evitar las duchas con agua muy caliente, los ambientes con calefacciones centrales o aire acondicionado o los picos de estrés emocional o fatiga.
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