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¿Qué es la artrosis, la enfermedad que padece Ana Pastor?

La presentadora tiene esta dolencia reumática


Actualizado 31 de marzo de 2021 - 12:57 CEST
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Las enfermedades reumáticas afectan a un elevado porcentaje de personas. Una de ellas es la periodista Ana Pastor, que recientemente ha compartido con sus seguidores que padece artrosis desde hace unos años, después de que uno de ellos comentara en redes sociales el estado de uno de sus dedos en una fotografía que había publicado ella comiéndose un bocadillo. Y es que estamos ante una enfermedad que hace que las articulaciones vayan deformándose con el paso del tiempo, y que además, cursa con dolor. Coincidiendo con esta noticia, nos planteamos una pregunta que tal vez te has hecho en alguna ocasión: ¿es lo mismo artrosis que artritis? Lo cierto es que muchas personas suelen confundir ambas patologías reumáticas. Y nadie mejor que una experta para darnos más detalles sobre ambas. La respuesta es clara: no son lo mismo. “La artrosis es una enfermedad degenerativa del cartílago de las articulaciones que todas las personas, en mayor o menos medida, vamos a padecer a lo largo de nuestra vida porque supone el ‘desgaste natural’ de las mismas. Sin embargo, la artritis es un síntoma de muchas enfermedades que vemos los Reumatólogos, y supone la inflamación de las articulaciones por un daño de la membrana sinovial de las articulaciones”, nos cuenta la doctora Dra. Cristina Macía (@reumacia), portavoz de la Sociedad Española de Reumatología y especialista en el Hospital Universitario Severo Ochoa de Madrid.

 

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Estas son sus diferencias

¿Cuáles son, entonces, sus principales diferencias? ¿Son distintos los síntomas de ambas dolencias? Tal y como nos explica la doctora, la artrosis suele aparecer a partir de los 50 años, en articulaciones de mucho uso (manos, rodillas, pies...), produce deformación lenta y progresiva, y produce un dolor "mecánico": empeora con el movimiento y mejora con el reposo. Sin embargo, la artritis puede aparecer a cualquier edad (desde niños a ancianos), en cualquier articulación (dependiendo de la enfermedad que la produzca predomina en unas u otras zonas, con uno u otro patrón), suele ser más repentina, y produce un dolor "inflamatorio": empeora con el reposo y mejora con el movimiento.

 

Sobre las zonas a las que suele afectar, en el caso de la artrosis es muy frecuente en dedos de las manos, las rodillas y la espalda. Mientras, la artritis depende de la enfermedad que la cause: en la gota suele afectarse el dedo gordo del pie, en la condrocalcinosis las muñecas y las rodillas, en la artritis reumatoide las manos y los pies...

 

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¿Cuál tiene una mayor prevalencia entre la población?

Le preguntamos a la experta y nos confirma que la artrosis es mucho más frecuente. “En el reciente estudio EPISER2016 de la Sociedad Española de Reumatología, se estimó que en España hay, en población por encima de 40 años, casi un 8% con artrosis de manos, y un 15% con artrosis en rodillas y columna lumbar. Sin embargo, se estimó que un un 2.4% de la población tiene gota (una de las artritis más conocidas), un 0.6% artritis reumatoide, un 0.2% sufre lupus y un 0.3% espondilitis anquilosante o síndrome de Sjögren (causas de artritis menos conocidas)”, nos cuenta.

 

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¿Es más grave o incapacitante alguna de las dos?

Depende de cada caso particular y también del momento de diagnóstico. “Normalmente la artrosis se controla con recomendaciones de hábitos de vida saludable y medicaciones para el dolor, pero también hay casos que requieren cirugías complejas y que limitan mucho la vida de los pacientes, especialmente en grandes articulaciones como las caderas o las rodillas, o en la espalda”, nos cuenta la doctora. Mientras, detalla que en el caso de las artritis dependen de la enfermedad de base. “Con un diagnóstico precoz y un adecuado seguimiento y tratamiento con un Reumatólogo hoy en día la evolución es cada vez más favorable con un objetivo de vida normal, pero también hay casos muy complejos”, añade.

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¿Cuál es el tratamiento para cada una de ellas?

La doctora Macía nos resume cuál debe ser el tratamiento de elección en ambos casos:

-En el caso de la artrosis, lo más importante son los hábitos de vida saludables: un peso adecuado que no sobrecargue las articulaciones y deporte habitual para fortalecer la musculatura y mejorar la postura. En periodos de dolor, con control médico, se utilizan analgésicos a demanda y puntualmente antiinflamatorios. Y en casos severos, se puede valorar la cirugía.

-En el caso de la artritis, depende de la enfermedad que la cause. Los brotes se tratan con antiinflamatorios y corticoides (bien orales o infiltrados). Pero es importante tratar la causa que lo produzca, bien sea una gota, una artritis reumatoide, una artritis psoriásica, un lupus... las posibles causas son muchas y los tratamientos muy diferentes.

 

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¿Se pueden prevenir?

Como siempre suele suceder, un estilo de vida saludable puede ayudarnos a prevenir o a mitigar los síntomas de estas enfermedades. “Una vida saludable con un peso adecuado, ejercicio físico, sin tabaco, y sin sobrecargas repetidas que disminuyan el daño del cartílago articular han demostrado mejorar la durabilidad del mismo y, por tanto, ralentizar la aparición de la artrosis, pero es un fenómeno evolutivo al que todos en mayor o menor medida nos enfrentaremos porque nuestras articulaciones tienen una vida media (son como un coche que compramos al nacer y al que vamos haciendo kilómetros)”, nos cuenta.

“Respecto a la artritis, algunas enfermedades como la gota sí pueden evitarse al no ingerir de manera excesiva alimentos ricos en purinas (carne roja, alcohol, casquería) y llevar una vida saludable, pero otras no son evitables, salvo por el tabaco que sí ha demostrado ser un posible desencadenante”, concluye.

 

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Así se diagnostican

¿Cómo se llega a un diagnóstico diferencial de ambas patologías? “Normalmente el diagnóstico es clínico, es decir, valorando al paciente en la consulta con un buen interrogatorio y exploración. En ocasiones es necesario valorar una radiografía. Sólo si hay inflamación de la articulación se suele necesitar una analítica o estudiar el líquido articular con una infiltración”, nos detalla la doctora.