Tal y como nos cuenta la farmacéutica Mar Sieira, el concepto de probiótico fue creado a comienzos del siglo XX por el premio Nobel Elie Metchnikoff, que llegó a la conclusión de que consumir leche fermentada ayudaba a “sembrar” el intestino de bacterias beneficiosas, lo que reducía el crecimiento de bacterias perjudiciales en el organismo. “Fue el primero en indicar que sería posible modificar la flora intestinal sustituyendo a los microorganismos dañinos por microorganismos útiles. A estos microorganismos útiles se les denomina probióticos, que significa a favor de la vida”.
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Restablecen el equilibrio de la flora
La especialista hace mención a la definición de la Organización Mundial de la Salud, según la cual, se consideran probióticos los “microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud del huésped”. Los probióticos, por tanto, están compuestos por bacterias y / o levaduras vivas y buenas que viven naturalmente en su cuerpo, ayudan a eliminar las bacterias perjudiciales para el organismo, y restablecen el equilibrio natural a nuestra flora.
Diez razones para introducirlos en tu dieta
Mar Sieira recopila en un decálogo las razones por las que deberías introducir los probióticos en tu dieta diaria:
1. Mejoran la digestión, y en lactantes, previenen y tratan el cólico del lactante.
2. Mejoran el tránsito intestinal equilibrando la flora, y por tanto, mejoran el estreñimiento y la diarrea.
3. Previenen la mastitis durante la lactancia.
4. Previenen resfriados.
5. Combaten los efectos secundarios del tratamiento con antibióticos.
6. Mejoran los síntomas digestivos y de calidad de vida del síndrome de colon irritable.
7. Disminuyen la frecuencia de infecciones genitourinarias.
8. Disminuyen la incidencia de las caries.
9. Disminuyen la sintomatología asociada a la intolerancia a la lactosa.
10. Previenen la dermatitis atópica.
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El intestino, el segundo cerebro
Y nos quiere aclarar que los probióticos no son sólo interesantes para paliar una patología momentáneamente (como es el caso de una diarrea), sino que presentan un papel fundamental en la prevención de infecciones del tracto genitourinario, especialmente en la mujer, prevención de patologías diversas de colon, de reacciones por intolerancia a la lactosa, dermatitis, prevención de diarreas por el uso de antibióticos, o prevención de resfriados por disminución de las defensas. “No en vano, al intestino se le conoce como el segundo cerebro, ya que el 70% de nuestras células inmunitarias viven en el intestino, lo que hace que hace que la salud de nuestro intestino sea clave para nuestra inmunidad ante las enfermedades”, apunta.
¿Dónde podemos encontrarlos?
Los probióticos no sólo se encuentran en los preparados comerciales, sino que también residen de manera natural en bebidas naturales, como es el caso del té kombucha o la bebida de kéfir, y en alimentos como el yogur, las aceitunas, el queso crudo sin pasteurizar, el chucrut, el miso, o algunas microalgas como la espirulina, chorella o el alga kombu, tal y como nos detalla la farmacéutica.
“Una pequeña recomendación es que el probiótico no lo ingieras con bebidas calientes, ya que se moriría y por tanto no haría su efecto, y de igual manera, si vas a ingerirlo asociado a un antibiótico para evitar diarrea, deberás esperar dos horas entre la ingesta del probiótico y el antibiótico, ya que el medicamento atacaría a la bacteria viva buena del probiótico, anulando su efecto”, recomienda.
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Distintas cepas, distinta eficacia
Eso sí, es importante, dentro de los probióticos, hablar de sus cepas, o familias, ya que una cepa de probiótico puede tener eficacia en una indicación concreta (por ejemplo, prevención de diarrea) pero no ser necesariamente válida para otras indicaciones (por ejemplo, prevención de alergias). “El beneficio para la salud del probiótico, ya sea a nivel de cepa, dosis recomendadas y su forma de administración, así como sus condiciones de almacenamiento, son algunos de los aspectos clave que tanto el prescriptor profesional como el consumidor deberían conocer para la correcta elección del probiótico más adecuado para alcanzar el resultado deseado”, nos aclara Mar Sieira.