¿Tienes el vientre hinchado? Antes de sospechar que puedes sufrir un problema de intolerancia alimentaria, como a la lactosa, al gluten, fructosa u otros problemas relacionados con la comida, revisa tu dieta y analiza cuántos alimentos ricos en fibra comes al día. Porque, pese a que no es fácil superar las cantidades recomendadas de fibra al día, algunas personas toman demasiada. Y eso puede acarrear problemas digestivos como, por ejemplo, gases, flatulencias, distensión abdominal, que es como se le llama al vientre hinchado. De todo ello hemos hablado con la nutricionista Lorena Afonso Martínez, del Hospital Vithas Vigo que comienza la entrevista respondiendo a la pregunta de cuáles son los beneficios de este nutriente.
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¿Por qué es necesaria la fibra?
La fibra dietética debe formar parte de una dieta saludable. Los beneficios para nuestro organismo son diversos según diferenciemos entre fibra fermentable y no fermentable. La fibra no fermentable facilita que las heces absorban más cantidad de agua, lo que mejora el tránsito intestinal ayudando a prevenir el estreñimiento. Por su parte, la fibra fermentable sirve como alimento de la flora intestinal beneficiosa, estimulando su crecimiento, favoreciendo la salud del tubo digestivo e impidiendo la proliferación de bacterias patógenas, protegiendo así nuestro ecosistema intestinal.
La fibra fermentable es resistente a la digestión de las enzimas digestivas y a la absorción en el intestino delgado y realiza una fermentación completa o parcial en el intestino grueso donde es fermentada por la flora colónica.
Las bacterias que colonizan nuestro intestino nos acompañan desde los primeros días de nuestro nacimiento debido al contacto con el ambiente externo e incluso actualmente parece que se va formando en el propio vientre materno. Sin embargo, este ecosistema puede ir cambiando a lo largo del tiempo por diversos factores externos como la dieta, la medicación, el clima, el estrés, etc.
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La fibra es también preventiva
Existe una relación bidireccional entre la actividad biológica de las bacterias, los metabolitos producidos por éstas durante en la fermentación de la fibra y la fisiología del ser humano tanto a nivel del sistema nervioso, a nivel inmunitario e incluso en el estado de ánimo. Nuestro intestino y nuestro cerebro están conectados y establecen una comunicación bidireccional; en el intestino también se fabrican neurotransmisores, como la serotonina, aunque esta actúa a nivel local o paracrino puesto que no atraviesa la barrera hematoencefálica.
En definitiva, el consumo de fibra va a tener efectos beneficiosos tanto directos como indirectos para la salud, tanto en lo preventivo como en lo terapéutico, por lo que su consumo tiene especial importancia para nuestro organismo.
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Pese a los beneficios de este nutriente, no podemos pasarnos y tomar demasiada fibra sino la que necesitamos. La nutricionista Lorena Afonso Martínez nos habla de los 'efectos' secundarios de tomar demasiada fibra y nos indica qué cantidades son las recomendables así como cuándo podemos sospechar que estamos excediéndonos.
¿Cuánta fibra necesitamos al día?
La recomendación de consumo de fibra a través de la dieta es de entre 20-35 g/día de fibra de diferentes fuentes como cereales integrales, legumbres o fruta entera; cantidad que no se alcanza en la práctica mayoría de la población.
Se estima que la ingesta regular de 20 gramos/día de goma guar (fibra muy fermentable) incrementaría en un 20% el peso de las heces, con la ventaja del efecto masa y anticarcinogénico que esto supone.
¿Cómo sabemos que estamos tomando demasiada?
Un cambio repentino en la dieta, como un aumento drástico en la ingesta de fibra, puede alterar la producción de gas. Generalmente, la población con un ecosistema intestinal saludable no debe tener sintomatología asociada a su consumo por lo que no debemos preocuparnos de pasarnos con su consumo. En ocasiones, dietas muy ricas en vegetales pueden generar cambios en el ecosistema intestinal que pueden mejorar fácilmente con la toma de probióticos específicos, siempre pautados por un profesional.
Reflejo de la relación intestino-cerebro, existen alteraciones de la motilidad y/o de la sensibilidad digestiva, influenciadas además por factores psicológicos como el estrés que se relacionan con el sistema nervioso entérico asociado al sistema digestivo. También problemas digestivos como el colon irritable o síndrome del intestino irritable pueden cursar con dolor abdominal y/o cambios en el ritmo intestinal, acompañados o no de una sensación de distensión abdominal. Entre los principales agentes etiológicos de la enfermedad, se han descrito bacterias como el Helicobacter spp, Pseudomonas spp y Yersinia spp, además de la infección con el virus Epstein-Barr y otros virus intestinales. En estos casos, los síntomas digestivos propios son el dolor y la distensión abdominal, y la alteración del ritmo intestinal. Otros síntomas son la sensación de evacuación incompleta y la presencia de moco en las deposiciones.
Debemos acudir a un profesional médico o sanitario que nos haga un diagnóstico adecuado basado en una minuciosa historia clínica acompañada de una completa exploración física. Para completar el diagnóstico de sospecha, se pueden realizar diversas pruebas complementarias que nos descarten la existencia de una disbiosis intestinal o similar.
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¿Es el vientre hinchado un síntoma de que estamos tomando demasiada?
Los alimentos que producen gas en una persona puede que no lo produzcan en otra, dependiendo de la mezcla de microorganismos en el colon de esa persona. La inactividad, la disminución de la motilidad, la aerofagia, los componentes de la dieta y ciertos trastornos gastrointestinales pueden alterar la cantidad de gas intestinal y los síntomas de la persona.
Los cambios en la flora intestinal se producen con el paso del tiempo tras un aumento en la fibra dietética. Una introducción gradual de la fibra con un consumo adecuado de líquidos parece reducir las quejas de gases. La inactividad, el estreñimiento, la alteración de la motilidad intestinal o la obstrucción parcial del intestino pueden contribuir a la incapacidad de mover cantidades normales de gas producido.
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¿Qué otros síntomas puede provocar?
Debe diferenciarse entre el aumento de la producción de gases y los gases que no se están expulsando. También es importante tener en cuenta por qué un paciente puede tener síntomas nuevos o más intensos o si el gas se acompaña de otros síntomas como estreñimiento, diarrea o pérdida de peso. Mantener un diario de alimentos para realizar un seguimiento de los hábitos alimenticios y los síntomas puede ayudar a identificar los alimentos específicos que producen gases. Una cuidadosa revisión de la dieta y la cantidad de eructos o ventosidades puede ayudar a relacionar los alimentos específicos con los síntomas y determinar la gravedad del problema.
Es probablemente la fermentabilidad, la propiedad más importante de un gran número de fibras, ya que de ella derivan multitud de efectos tanto locales como sistémicos. Los principales productos de la fermentación de la fibra son los ácidos grasos de cadena corta (AGCC); gases como el hidrógeno, el anhídrido carbónico y el metano; y también energía.
Todos los tipos de fibra, a excepción de la lignina, pueden ser fermentadas por las bacterias intestinales, aunque en general las solubles lo son en mayor cantidad que las insolubles.
Por otra parte, la propia fibra, los gases y los AGCC generados durante su fermentación, son capaces de estimular el crecimiento del número de microorganismos del colon.