Tal vez has escuchado en algún momento que vivimos en una sociedad cada vez más empática. Que el individualismo imperante hace que cada vez nos cueste más ponernos en la piel del otro. “La empatía es la capacidad intrínseca de reconocer las emociones de otras personas. Es una cualidad característica del ser humano, y está estrechamente relacionada con el lóbulo frontal. La empatía se produce a partir de nuestra propia introspección y capacidad para reconocer nuestras propias emociones ante diferentes circunstancias”, nos cuenta la doctora Laura Portaencasa de Mundopsicologos.com, para quien esta cualidad aparece cuando podemos entender lo que está sintiendo otra persona al conocer su situación porque asumimos que nosotros mismos también nos podríamos sentir de la misma forma.
“Por poner un ejemplo para que quede más claro, si una amiga nos dice que su novio ha roto con ella, tendremos empatía si nos hacemos cargo de que esta triste y seguramente se sienta mal, podremos tener en cuenta esto y modificar nuestra forma habitual de comportarnos con nuestra amiga; a lo mejor, presentándole más atención de lo normal y siendo más cariñosas para que se pueda sentir un poco reconfortada”, nos explica la especialista, que nos ha dado todas las claves para entender qué es la empatía y cómo cultivarla.
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¿Cuáles son los rasgos que definen a las personas empáticas?
-En opinión de la psicóloga, las personas empáticas suelen tener una gran inteligencia emocional. Por lo general, tienen una estrecha relación con sus emociones, siendo muy natural el hecho de identificar bien cómo se sienten y se suelen sentir cómodas hablando sobre ello.
-“También son personas que expresan sus sentimientos con facilidad y de forma natural, además desarrollan una buena capacidad de comunicación para poder expresar bien conceptos tan complejos, subjetivos y etéreos como es todo lo relacionado con el mundo emocional”, nos explica.
-Las personas empáticas tienen unas buenas habilidades sociales que les permiten conectar con los demás y crear vínculos profundos y sólidos; esto se debe a su capacidad para entender al otro.
-“Por supuesto, a grandes rasgos, porque no todas las personas empáticas cumplen con todas estas características, pero es muy común en estas personas, el hecho de tener una buena capacidad de escucha activa, es decir, escuchar al otro con plena atención, abandonando los juicios y las presuposiciones”, añade la especialista.
-Y nos cuenta que las personas empáticas también suelen ser más sensibles porque están muy conectadas con sus emociones, por lo tanto, su día a día está muy influenciado por las emociones que van sintiendo, no tenemos la misma percepción si somos demasiado racionales a si también dejamos que las emociones nos den información sobre lo que está ocurriendo. “Creo que esta es la mayor ventaja de las personas empáticas, el hecho de tener un contacto más cercano con sus emociones les permite utilizarlas como una herramienta que les da información sobre su entorno, o sobre ellas mismas”, apunta.
-Son personas con una gran capacidad de adaptación, saben estar a la altura de las circunstancias tanto si se encuentran en un ambiente distendido y agradable como si presencian una discusión. Estas personas saben cómo actuar en cada momento porque entienden muy bien cómo se están sintiendo los de su alrededor, por lo tanto, son coherentes con esta información y adecuan su comportamiento a las circunstancias.
-Y, además, son grandes mediadores, porque pueden ponerse en ambos lados y atendiendo a los argumentos que tiene cada miembro de la discusión, pueden acercar posturas, haciéndoles entender a los demás el punto de vista del otro.
¿Cómo puedo reconocer a una persona con empatía?
Tal y como nos cuenta la psicóloga, reconocer a una persona empática es fácil, la primera pista está en observar cómo te estas sintiendo cerca de esa persona, es muy probable que te sientes cómodo cuando hablas con ella, que sientas que la conversación es fluida y que hay cierta calidez en el ambiente, como si desde la primera interacción las “barreras” que nos separan de los desconocidos se rompieran fácilmente y en seguida te resultará fácil charlar con esa persona.
“Otra forma de reconocer a una persona empática es ver cómo reacciona cuando le cuentas algo personal o un problema, si es empática sabrá cómo gestionar esa situación y se comportará de una forma en la que tú te sientas cómoda y con confianza”, apunta la experta.
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¿Hay personas que carecen de empatía?
Como decíamos, cada vez nos quejamos más de la supuesta falta de empatía de muchas personas que nos rodean. “En realidad, la empatía es una cualidad intrínseca del ser humano, por lo tanto, todas las personas (hablando de población sana, y no clínica), tiene empatía en mayor o menor medida. Cuando hablamos de personas poco empáticas, en realidad nos estamos refiriendo a personas que tienen menos cultivada esta capacidad; todos tenemos la capacidad de jugar al tenis, pero hay gente de forma innata tiene más habilidad, pues lo mismo ocurre con la empatía, algunos tienen de forma natural más desarrollada esta capacidad, pero es una cuestión de cultivarla y existe un montón de formas que ayudan al desarrollo de la empatía”, nos explica la doctora Laura Portaencasa.
Detalla, eso sí, que las experiencias que hemos vivido en la infancia, el tipo de educación que nos han dado, también influyen enormemente en este aspecto. “Hay personas que se han criado en un ambiente muy represivo donde estaba mal visto expresar las emociones o incluso era un símbolo de debilidad. En estos casos, esas personas, no han tenido muchas oportunidades de desarrollar la empatía”, nos cuenta. Y añade que otro factor que influye a la hora de no ser muy empático “es algo que les ocurre mucho más a los hombres que a las mujeres, en relación con lo que estaba hablando antes, los hombres han recibido una educación (afortunadamente cada vez menos) donde directa o indirectamente les han inculcado que expresar las emociones es un símbolo de debilidad, por lo tanto, tienen muchas más dificultades en este campo, no solamente para reconocer sus propias emociones sino para entender la de los demás”.
La doctora nos explica que esta es una de las consecuencias de la educación machista. “Muchas veces nos creemos que solo nos ha perjudicado a las mujeres, pero a los hombres también se les ha encasillado en un determinado rol con unos comportamientos muy específicos sobre lo que suponía ser un hombre. Afortunadamente, poco a poco, vamos avanzando en este tema y la educación que reciben ahora nuestros hijos no tiene nada que ver con la de hace 20 años y mucho menos con la de hace 40 o 50 años”, matiza en relación a este aspecto. “De todas formas, tal y como he mencionado antes, la empatía es una cualidad que se cultiva y se desarrolla en el día a día, existen muchísimas herramientas que nos pueden ayudar con esta tarea como, por ejemplo, escribir un diario emocional, jugar a imaginarnos contextos y describir cómo se podría sentir alguien ante determinada situación…”, nos cuenta.
Un valor añadido
Y es que no podemos olvidar que nada vez se pone más en valor todo lo relacionado con la inteligencia emocional. “Nos estamos dando cuenta de que la cooperación y las relaciones son un factor fundamental y profundamente decisivo a la hora de conseguir objetivos; ya no solamente a nivel personal, las empresas cada vez tienen más en cuenta este aspecto. Ya no vale con que se tenga un gran conocimiento técnico sobre algo, si no sabes transmitir el entusiasmo en un proyecto, hacer que los miembros de un equipo se sientan valorados y realizados o corregir los errores de forma asertiva, el equipo no funcionará bien y, por lo tanto, no podrá ser eficaz. Todas estas necesidades, las puedes hacer gracias a la empatía”, nos explica la doctora Laura Portaencasa.
“Cada vez la tecnología va supliendo una serie de necesidades de forma mucho más rápida y eficaz que las personas. Sin embargo, hoy, una máquina no puede decirte con una mirada que te entiende y te va a apoyar pase lo que pase, no puede reírse contigo ni darte un abrazo en el que te sientas que estas a salvo. Ese es un valor que nos pertenece, que nos hace diferentes y especiales. El darte un abrazo, o sonreír incide directamente en la experiencia que estamos viviendo, al final, nos acordamos de cómo nos hizo sentir la vendedora, el cariño y la atención con la que nos trató”, añade. Y es que en su opinión, tomamos las decisiones en base a la sensación que nos produce algo, también contemplamos los argumentos racionales a la hora de comprar algo, por supuesto, pero, sobre todo, el peso lo tienen las emociones que nos produce y eso solo lo podemos hacer las personas, gracias a nuestra empatía y nuestra capacidad de conectar con el otro.
“Por otro lado, enfocándome más en un plano personal, ser empático influye en nuestra calidad de vida, es un elemento que nos permite sentirnos mejor, con una autoestima más alta y con mayor seguridad en nosotros mismos. El hecho de construir un entorno social positivo para nosotros gracias a poseer una inteligencia emocional desarrollada nos permite sentirnos con confianza en nosotros mismos, en las personas y en la vida”, incide la experta.
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¿Puede llegar a ser un problema ser demasiado empático?
Sin duda, tal y como nos explica la experta, hay que tener cuidado, todo en extremo puede traer problemas y la empatía no iba a ser una excepción. “Las personas empáticas corren el riesgo de sufrir lo que en psicología llamamos “contagio emocional”, esto ocurre cuando conectamos tanto con cómo se está sintiendo el otro, que al final, nosotros nos terminamos sintiendo igual. Imagínate lo desgastante que puede llegar a ser esto, cada vez que alguien te cuente un problema, de empatizar tanto, ¡vives los problemas ajenos como si fueran tuyos!”, nos alerta.
Por eso, no hay que confundir empatía con un exceso de preocupación por los demás; hay personas que se responsabilizan de los problemas ajenos, se hacen cargo de todo y al final se olvidan de ellos mismos. “Esto no es ser empático, esto tiene que ver con una estrategia inconsciente que tiene mucho que ver con la búsqueda de aprobación y de amor a partir de sentirte útil para los demás y hacer que sientan que te necesiten. Por supuesto, este tipo de personas, en la mayoría de los casos, no son conscientes de que detrás de ese “yo me encargo, no te preocupes” están operando ese se tipo de estrategias, poco saludables para recibir el amor”, nos explica.
¿Qué beneficios tiene la empatía?
La experta los resume en tres grandes grupos:
-Ser empático te permite entender a los demás y poder conectar con ellos, generando vínculos sólidos y profundos. Además, te permite tener una posición de liderazgo al tener más facilidad a la hora de tratar.
-También te permite tener una mayor regulación de tus emociones, porque las entiendes mejor y saber identificar qué es lo que eta ocurriendo y por lo tanto sabes desarrollar estrategias para afrontar cualquier tipo de emoción o sentimiento.
-Por otro lado, ser empático te permite tener una mayor información sobre el entorno, sobre qué está ocurriendo ya que, las personas empáticas, perciben aspectos muy sutiles que no se ven en las palabras y solo se identifican a través del lenguaje no verbal. Son mucho más perspicaces porque se dan cuenta más fácilmente de esas cosas que suceden en el ambiente que son sutiles y nos se dicen con palabras.
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¿Cómo se puede fomentar la empatía?
Le preguntamos, para finalizar, cómo se puede fomentar la empatía.
-Se desarrolla cuando somos pequeños, aprendiendo a hablar sobre nuestros sentimientos y compartiéndolos con los demás, de esta forma, descubrimos que tenemos sentimientos parecidos al resto y aprendemos a detectar cómo se pueden estar sintiendo los demás en base a cómo nos sentimos nosotros.
-Cuando somos adultos, podemos desarrollar la empatía en primer lugar, informándonos sobre ella, qué es, qué características tiene… etc.
-Acudir a un profesional es una gran elección para desarrollar la empatía porque podrás hacerlo a partir de experiencias concretas y de una forma más adaptada a tus necesidades.
-A través de las películas también se puede conseguir, reflexionando sobre cómo se siente el protagonista, de hecho, las películas nos permiten conectar con emociones complejas que no solemos vivir en el día a día debido a que nos plantean circunstancias en las que es muy difícil que nos encontramos, lo mismo ocurre con los libros.
-La música también nos puede ayudar en esta tarea, buscar un momento donde nos pongamos canciones que nos gusten, con letras con sentimiento, nos puede ayudar a entender qué se siente cuando a alguien le han roto el corazón o cuando alguien está triste o alegre por algo, además, no solo nos permite entender el qué sino también nos puede ayudar a vivir más dicha emoción.
-Un diario emocional también es una buena opción.
-Hablar con alguien de confianza sobre sentimientos también puede ser un gran ejercicio.