¿Qué es la serendipia y cómo nos afecta en el amor y en la vida?

Seguro que habrás escuchado hablar de la serendipia, según nos explica el psicólogo de iFeel, Rafael San Román, y de acuerdo a la definición del diccionario de la Real Academia Española, "el hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual”. Es decir, continúa San Román, tiene que ver con lo que en el lenguaje coloquial se conoce como “casualidades felices” y demás sorpresas agradables. Este tipo de sucesos ocurren con relativa frecuencia y está sobradamente comprobado que en el mundo de la ciencia son muy abundantes: multitud de descubrimientos se han producido en el proceso de buscar otras cosas, cambiando así el curso no solo de las investigaciones en cuestión, sino de la historia de la humanidad. La pregunta es ¿cómo nos afecta en nuestra vida, en el amor o es lo mismo que destino?

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¿Cómo nos afecta la serendipia en la vida? 

Depende de lo que encontremos y del valor que le demos, nos señala el especialista en psicología. Y, por supuesto, depende de que seamos capaces de reconocer esos hallazgos sin que pasen inadvertidos. Por otro lado, este tipo de fenómenos nos recuerdan que la vida es mucho más caótica de lo que imaginamos y siempre nos entrenan en alguna medida para la flexibilidad mental. También, desde un punto de vista más emocional, para tener presente que en la vida ocurren cosas inesperadas favorables y que no es descabellado que las esperemos (dentro de lo que indica la sensatez y la madurez). Es decir, la serendipia nos habla de que no lo controlamos todo, no lo podemos prever todo, nos falta mucha información sobre las miles de fuerzas que interactúan a nuestro alrededor y que por eso tenemos que tener una mirada abierta hacia la vida. 

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¿Cuál es la diferencia entre serendipia, casualidad y destino?

Una casualidad es un conjunto de circunstancias o hechos que, de manera inesperada, ocurren a la vez, pero no necesariamente tienen que ver con un “encuentro feliz e inesperado” o un hallazgo de algo o alguien positivo, aclara Rafael San Román. Simplemente se produce cuando dos o más cosas ocurren a la vez sin que estuviera previsto, tanto si eso es positivo como si es negativo. Por ejemplo, necesitaba un cajero automático y justo dio la casualidad de que había uno cerca” o “siempre llevo suelto en el bolsillo por si tengo que coger el autobús, pero justo aquel día dio la casualidad de que ya lo había gastado y tuve que ir andando”. 

Por otro lado, lo que llamamos “destino” es un concepto filosófico y existencial mucho más solemne, que alude a la creencia de que todo lo que sucede en la vida ocurre de manera inexorable y de acuerdo a una especie de “plan” en el que nosotros no intervenimos y cuyo desarrollo no conocemos. Creer en la existencia de un destino que se va cumpliendo paso a paso, como si fuera una historia que está escrita desde siempre y para siempre y en la que nosotros somos personajes pasivos ayuda a dotar de coherencia al conjunto de nuestra biografía (“era el destino que esto sucediera, que nos conociéramos, que llegara hasta aquí”) y también nos exime de responsabilidad sobre nuestra vida. Creer en ello implica creer en que todo lo que ocurre tiene un sentido y una coherencia de algún modo prediseñados y que, por tanto, no tiene mucho sentido resistirse a ello. En el destino no hay casualidades, hay coherencia y orden. La serendipia, por definición, implica casualidad (positiva), fruto del azar y del caos, explica Rafael San Román, experto en psicología de iFeel.  

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¿Nos influye la serendipia en el amor?

Depende de si se cree en el destino o no. De hecho, la idea de destino está muy relacionada con las narrativas tradicionales sobre el amor, lo que comúnmente se conoce como el paradigma del “amor romántico”.  

Algunas de las creencias incluidas en este paradigma afirman que existe una persona adecuada y perfecta para ser nuestra pareja y que nos completa (la media naranja), de modo que, una vez que la encontramos, eso se debe a que “estaba escrito”, tenía que ser así y todos nuestros pasos han ido encaminados a que lo que tenía que suceder, sucediera. 

Sin embargo, "bajo la perspectiva de la serendipia, lo que hay es la felicidad de habernos encontrado en medio de un caos donde era enormemente improbable que pudiéramos conocernos y dedicarnos el suficiente tiempo como para construir una historia de amor. No hay destino, sino una casualidad, algo azaroso e improbable que, gracias a un sinfín de carambolas imprevistas e improvisadas, ha dado lugar a este resultado, del cual nos alegramos", indica el experto. 

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Ejemplos de serendipia 

El cine y la literatura nos han acercado maravillosos ejemplos de serendipia para que podamos entender mejor este concepto. "Serendipity (Peter Chelsom, 2001), protagonizada por John Cusack y Kate Beckinsale y que tuvo bastante éxito en su momento, es una película muy centrada en este concepto. Como libro, se me ocurre Los enamoramientos, de Javier Marías, que profundiza bastante del debate entre lo casual y azaroso y lo predestinado en general y en las relaciones de pareja en particular", concluye el experto en psicología Rafael San Román. 

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