Incertidumbre. Es, no hay duda, la palabra que nos rodea en estos momentos. La pandemia lo ha puesto todo patas arriba, dando la vuelta a nuestra vida como era hasta ahora. Casi nada, por el momento, ha vuelto a la normalidad. Y no es extraño que nos surjan muchas preguntas: ¿cómo puedo conseguir mantener cierto control si no logro entender todo lo que está pasando? ¿Tendremos vacuna dentro de unos meses? ¿Podrán ponérsela todos? ¿Será segura? ¿Volveremos a vivir un confinamiento como el que pasamos aquellos días de marzo? ¿Podré ver a mi familia en Navidad? Una batería de preguntas agotadora. Tanto es así que quemamos nuestras fuerzas y nuestras energías intentando controlar lo incontrolable. Utilizamos para ello demasiados recursos físicos y mentales que, con el tiempo, pueden acabar pasándonos factura. Los expertos de TherapyChat hacen una comparación muy gráfica: tanto a nivel físico como mental a nuestro cuerpo le sucede algo parecido a la sensación de correr una maratón, pero con un matiz incluso peor. ¿El motivo? No sabemos ni dónde está la meta, no se vislumbra aún en el horizonte, ni tampoco sabemos la fecha ni cuánto tardaremos en cruzarla. No parece haber un objetivo claro ni un plazo. Por eso, todos ahora nos aferramos a la esperanza de la vacuna.
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Adaptarnos al cambio
Lo que sí es un hecho es que no es la primera vez que esto sucede. Hemos vivido diferentes situaciones de incertidumbre y cambios como sociedad a lo largo de los siglos, y una vez más, se repite la historia. Toca adaptarse. Y todo esto sucede, además, cuando tenemos fechas importantes a la vuelta de la esquina, como la Navidad. Y cuando no se para de hablar ya de la vacuna como ese reducto a la esperanza para salir de esta situación, en plena carrera de los laboratorios para conseguir un remedio eficaz que nos devuelva a la normalidad. Ahora más que nunca es momento de apostar por adaptarnos al cambio constante. ¿Cómo podemos conseguirlo? Hay que seguir una estrategia que se basa en no agarrarse al pasado y tampoco querer anticiparnos al futuro.
Por eso, de nada sirve anticiparnos a circunstancias sobre la vacuna o nuevos posibles confinamientos, ya que lo más seguro es que no encontraremos respuestas. La clave está en fluir con el presente. “Siempre, en cualquier situación social, es recomendable vivir día a día, porque lo único verdaderamente existente es el presente. El pasado ya no es, y el futuro no sabemos si será en la manera en que lo anticipamos. Es por eso que no es recomendable especular o comenzar a hacer cábalas con la idea de la futura vacuna o nuevos confinamientos. Muchas veces nos perdemos en imaginar desgracias futuras que nunca llegan, y esto se debe a procesos de pensamiento distorsionados. Planificar está bien, pero siempre ateniéndose a la realidad de la situación presente”, cuenta Aida Rubio, coordinadora del equipo de psicólogos de TherapyChat.
Vivir el aquí y el ahora
Para ayudarnos en esta labor, desde TherapyChat han querido recopilar 5 consejos útiles para sobrellevar mejor esta situación, que nos ayuden a adaptarnos al cambio, aceptando que nos ha tocado vivir en una situación cambiante y compleja, pero tratando de dejar de lado los sentimientos de miedo, ansiedad o tristeza constante, intentando ser positivos y buscar el lado bueno de las cosas.
Así, el primer paso es vivir en el presente, poniendo mucha atención al momento y trayendo la mente de vuelta cuando se vaya a otros lugares que nos puedan generar ansiedad, miedo, culpa, tristeza, etc. ¿Qué estrategia nos puede servir de ayuda para ejercitar esta capacidad? Hacer ejercicios de meditación.
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Frente al miedo, piensa
Es una época en la que pueden asaltarte el miedo y la ansiedad. No estás solo. Por eso, lo que tienes que intentar es parar un momento para pensar cuáles son esos eventos tan terribles que estás imaginando, y reflexionar sobre si serían tan horribles realmente o, si por el contrario, contarías con herramientas para capear las situaciones. También es importante reflexionar sobre la probabilidad real de que dichos eventos sucedan, así como imaginar otras alternativas más realistas sobre lo que puede ocurrir.
Busca el lado positivo
Es fundamental tratar de llenar tu vida con alternativas positivas y reconfortantes que llenen los vacíos que han ido dejando aquellas cosas que ahora, debido a la situación excepcional que vivimos, no puedes hacer o, al menos, no puedes hacer tan cómodamente como antes. Ante la pérdida de reforzadores positivos, notaremos que estamos faltos de estímulos, así que es hora de empezar a moverse para buscarlos.
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Acepta tus sentimientos
Escucharlos, ponerles nombre y preguntarles qué nos están pidiendo. Eso es lo que hay que hacer con los sentimientos, en lugar de desecharlos. Y es que hay que ser consciente de que evitarlos, no aceptarlos, ir contra ellos y ocultarlos solo puede hacernos daño. No veas los sentimientos, incluso el miedo, la ansiedad o la tristeza, como enemigos, ya que están ahí para lanzarte una señal, para pedirte algo. Por ejemplo, que te cuides, que bajes el ritmo y la autoexigencia, que no controles hasta lo incontrolable, o que, en el caso de que sea necesario, pidas ayuda a un profesional.
Mantente en contacto
Somos seres sociales. No estamos preparados para vivir mucho tiempo aislados. Por eso, es importante buscar el contacto con los demás del modo que sea. Pídeles ayuda, comunícate, escúchales… en definitiva, comparte tus miedos e inseguridades y ayuda también al resto con las suyas. Te ayudará a ver tu realidad de otra manera.
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