Nadie duda ya que este verano quedará marcado en nuestra memoria como el más atípico de los últimos tiempos. La crisis sanitaria del coronavirus ha provocado una situación sin precedentes, instaurando la conocida como 'nueva normalidad'. Sin embargo, este nuevo paradigma ha tenido cierto impacto sobre nuestro cerebro.
La pérdida del trabajo, el miedo al contagio, y, sobre todo, la incertidumbre que rodea nuestra nueva vida diaria, se han hecho notar a nivel emocional y mental. Y, tal y como advierten desde Cigna España, aunque sus efectos pueden no ser perceptibles de forma inmediata, sí lo son a largo plazo. Tanto es así que un estudio llevado a cabo por la Asociación del Alzheimer ('Alzheimer's Association') revela que mantener un pensamiento negativo constante estaría relacionado con el deterioro cognitivo. Por este mismo motivo, cabe recordar que, para garantizar una buena calidad de vida, también resulta esencial cuidar la salud de nuestro cerebro, uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo.
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25 años, la edad clave
Nunca es tarde para ejercitar nuestro cerebro. No obstante, los expertos apuntan que, a partir de los 25 años, perdemos volumen cerebral de manera natural, y, en consecuencia, se reducen nuestra agilidad, nuestra memoria episódica o nuestra capacidad de razonamiento.
Por tanto, el objetivo es intentar frenar ese deterioro progresivo y fortalecer la reserva cognitiva. Por eso, es importante adoptar un estilo de vida que contribuya al fortalecimiento de la reserva cognitiva. Es decir, conseguir que nuestro organismo resista el deterioro cerebral y compense los efectos del envejecimiento.
Algo que es vital a partir del medio siglo de vida. Al igual que "ocurre con la musculatura y el aparato esquelético, el cerebro también necesita ejercitarse y mantenerse activo, especialmente a partir de cierta edad. Al fin y al cabo, el cerebro es un órgano que, si se entrena y se cuida de manera adecuada, estará más ágil y en mejor forma", señala la doctora María Sánchez, e-Health Medical Manager en Cigna España.
Y para lograr este fin nos han facilitado una serie de recomendaciones muy valiosas.
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Rodéate de amigos y seres queridos
Los planes y charlas con tus amigos y familiares no son sólo positivos para tu bienestar emocional. También para tu cerebro. Mantener el contacto e interactuar con otras personas supone una manera de enriquecerse a nivel intelectual, pero, al mismo tiempo, todo un reto cognitivo. Y es que, mientras dialogas con otra persona, debes prestar atención a la información que te transmite, así como recordar qué es lo más valioso y destacado de todo lo que te ha transmitido.
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Ponte en 'off' de vez en cuando
Cuando desconectamos y ponemos, lo que comúnmente se conoce como 'nuestra mente en blanco', se activa lo que los expertos denominan la red neuronal por defecto, que conecta dos partes de nuestro cerebro: el hipocampo (que se encarga de almacenar la memoria) y la corteza prefrontal (implicada en la toma de decisiones). Se trata de un mecanismo es vital para nosotros.
Por ello, es fundamental para nuestra memoria que aprendamos a relajarnos. Y qué mejor manera de comenzar que con la meditación o disciplinas como el yoga.
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Juega... y hazlo con cabeza
Tal y como nos detallaba Imma Marín, asesora pedagógica y miembro del Observatorio del Juego Infantil, el juego no es sólo para niños. A pesar de que, socialmente, todavía no estamos acostumbrados a asumirlo, el juego es una capacidad del ser humano, que, en palabras de la experta, "nos diferencia de otros animales".
Además, cuando lo hacemos, aumentan las endorfinas, que nos hacen sentir felices, o la serotonina, que nos ayuda a reducir el estrés.
A la hora de ejercitar nuestro cerebro, no nos sirve cualquier juego, hay que optar por aquellos que nos hacen pensar. El ajedrez, los crucigramas, sudokus, sopa de letras... Gracias a todos ellos pasamos un rato de lo más divertido, nos concentramos en ellos y fomentan el pensamiento lógico, propiciando el desarrollo de nuevas interconexiones neuronales y protegiendo al cerebro del deterioro cognitivo.
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Ejercicios de memorización
Uno de los primeros signos del paso del tiempo que más notamos, es la pérdida de memoria. No tiene por qué ser muy acusada. Seguro que, en alguna ocasión, te has dado cuenta de que, por ejemplo, ya no recuerdas ciertos números de teléfono. Y en cuanto esto sucede, entras en pánico.
Los expertos te proponen una solución muy amena para evitar que eso ocurra. Apréndete una canción, la lista de la compra o los versos de tu poema favorito. Será un buen comienzo.
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Nunca es tarde para aprender algo nuevo
Puede que suena a tópico, pero es real. Aprender algo nuevo nos enriquece y es fundamental para la plasticidad neuronal. Y es que, de este modo, nuestro cerebro forma nuevas conexiones nerviosas, manteniendo la agilidad de la mente.
Ha llegado la hora de que estudies ese idioma por el que tanta curiosidad sentías, o, si la cocina siempre ha sido tu asignatura pendiente, hacerte una auténtica experta en los fogones.
Si ninguna de estas opciones te convence, puedes probar a hacer las cosas de forma diferente. Por ejemplo, realizar actividades con la mano que no sueles utilizar, hacer la compra en otra tienda distinta a la habitual o explorar nuevos caminos para ir al lugar de trabajo.
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Máxima concentración
Memoria y aprendizaje van de la mano junto a la concentración. Ese elemento necesario para poder lograr, con éxito, cualquiera de las dos anteriores.
A pesar de que existen diversas formas de fomentarla, una de las más conocidas (y que se ha convertido en una gran tendencia en los últimos años) es el mindfulness, capaz de relajarnos y aliviar el estrés. A ella, se suma la técnica Pomodoro, que consiste en combinar períodos de concentración con descansos.
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Un buen descanso, pilar fundamental
La Sociedad Española de Neurología (SEN) lo considera primordial para disfrutar de una buena salud cerebral. El sueño es reparador, y, mientras dormimos, se reparan funciones asociadas al aprendizaje, a la memoria o al estado de ánimo.
De hecho, los trastornos del sueño pueden acarrear numerosos problemas, como, por ejemplo, la alteración del sistema inmunológico o dañar las estructuras del cerebro.
"La privación parcial crónica de sueño también causa déficits cognitivos, favorece el incremento de peso y la obesidad, así como la hipertensión arterial y produce un aumento de la incidencia de trastornos, principalmente los relacionados con el riesgo vascular, a su vez muy relacionados con enfermedades neurológicas como el ictus o el Alzheimer”, explicaa el doctor Carles Gaig, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología.
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Cuida tu dieta
Somos lo que comemos, y aunque muchos no se lo hayan planteado, nuestra alimentación influye en la salud de nuestro cerebro.
Los nutricionistas advierten de que hay que mantener una dieta equilibrada. Y dentro de los miles de alimentos que podemos encontrar, existen algunos especialmente recomendados para este órgano.
El pescado azul, el cacao puro, la canela, los aguacates, las nueces, las verduras o los cítricos son algunos de ellos.
Mientras que, los 'enemigos', serían el exceso de sal, el azúcar y las grasas malas.
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Practica ejercicio físico
Te lo han dicho en multitud de ocasiones, pero realizar ejercicio físico de forma regular tiene multitud de beneficios para nuestra salud. En especial, para el cerebro. Al hacer deporte, se incrementa la frecuencia cardíacada, bombeando, así, más oxígeno al cerebro y liberando miles de hormonas, que crean un entorno favorable a la proliferación de células cerebrales.
Asimismo, los especialistas recomiendan no consumir alcohol o tabaco, ya que afectan directamente al cerebro, además de suponer un factor de riesgo a la hora de desarrollar enfermedades cerebrovasculares.
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