Ahora sí que sí, ya hemos dado la bienvenida al verano. Y aunque este año es bastante atípico por la situación excepcional motivada por la crisis sanitaria del coronavirus, lo cierto es que quien más quien menos aprovechará para disfrutar de las bondades de esta estación, en la que el sol se convierte en nuestro compañero inseparable. Por eso, hay que tener en cuenta que tenemos que poner las medidas necesarias para obtener un bronceado bonito y, sobre todo, saludable. Por eso, al margen del uso ineludible de cremas de protección solar, gorras y sombreros cuando estamos en la playa, la piscina o nuestro jardín o terraza, puedes recurrir a autobronceadores, aceleradores del bronceado así como a remedios caseros y naturales, como los que comparte la aplicación Uala para conseguir el deseado tono dorado con seguridad.
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Mantenerse bien hidratada
En verano, cuando el sol aprieta, mantener los niveles de hidratación es fundamental. Es muy importante ingerir líquidos cuando nos exponemos al sol y, por este motivo, podemos optar por alternativas que, además, son buenas para nuestra piel y favorecen el bronceado. Un ejemplo son las aguas con sabor, como la que podemos obtener añadiendo medio pepino y dos copos de raíz de jengibre a un litro de agua. Se deja reposar un par de horas en la nevera para crear una infusión fría y así se consigue la bebida perfecta para tener cerca durante la exposición al sol. ¿Y después del sol? La piel necesita ayuda y, además de usando cremas after sun, le podemos dar ese extra de hidratación tras tomar el sol con un batido antienvejecimiento preparado con el jugo de dos naranjas, un limón y una zanahoria (que favorece el bronceado), combinado con dos cubitos de hielo.
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Primero, exfoliar
Un bronceado bonito no es posible si no tenemos la piel preparada, y hemos eliminado previamente las células muertas. Por ello, la exfoliación se convierte en un paso fundamental de nuestra rutina de belleza si queremos mejorar el tono dorado de nuestra piel. Puedes recurrir a una opción casera, que conseguimos mezclando aceite de almendras y algunos posos de café.
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¿Y el pelo?
Es posible que no le prestes tanta atención como a tu piel, y, sin embargo, está también muy sobreexpuesto al daño solar. Por eso, también hay que protegerlo del sol, optando por un aceite en spray para cabellos encrespados y crema para cabellos finos. Tras la exposición solar, sería bueno tener a mano aceite de coco, que es un excelente aliado, especialmente para aquellas personas que tienen el pelo seco y sin brillo. La idea es masajearlo de las raíces a las puntas y dejar que actúe durante 45 minutos, con el objetivo de darle un extra de brillo y suavidad al cabello.
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Labios bien protegidos
Y al igual que el cabello, no podemos descuidar nuestros labios, que tienen una piel especialmente fina y sensible. Así, deben estar protegidos con un factor de protección solar de 30, como mínimo. Antes de la exposición al sol, puedes exfoliarlos con una mezcla casera realizada con una cucharada de azúcar moreno y otra de miel. De esta forma también eliminarás las células muertas de esta parte del cuerpo.
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Ojo con los perfumes
Al tomar el sol hay que tener especial cuidado con el uso de perfumes, colonias o aguas perfumadas que contengan alcohol, pues en contacto con la piel y por el efecto de los rayos del sol, pueden causar irritación. Hay una opción de componer tu propio perfume, de forma muy sencilla en casa, para evitar dichas irritaciones: tan solo hay que mezclar 100 ml de agua con dos cucharaditas de gel de aloe vera, diez gotas de aceite esencial de menta y cuatro cucharaditas de aceite de coco. Lo introduces en un vaporizador y obtienes una mezcla que te ayuda a refrescar la piel durante los baños de sol y a reducir la sensación de calor en el cuerpo, con un aroma delicioso.
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Alivio después de tomar el sol
Puede haber pasado el día y, por un descuido, notas tu piel enrojecida. Hay también remedios caseros a tu alcance. Un ejemplo: mezcla un vaso de leche entera con una cucharada de salsa de tomate. Solo tienes que extender la mezcla sobre la zona afectada (si es en el rostro, evitando los ojos) con una esponja limpia. Obtendrás una sensación de alivio inmediato.
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