Si algo ha cambiado la irrupción del coronavirus en nuestras vidas son nuestras normas de higiene. Nos lavamos las manos constantemente y tenemos especial cuidado con todo lo que tocamos o manipulamos en el exterior. Suena a ciencia ficción pensar en limpiar cada producto al volver de hacer la compra, en desinfectar los zapatos o el móvil al entrar en casa… pero muchos lo hemos asumido como parte de nuestra rutina. Y tenemos que tener especial precaución con los productos frescos, en concreto con las frutas, que están al alcance de la mayoría y en muchas ocasiones se manipulan en exceso.
Pero es que, además, tal y como explican desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, en el medio ambiente (suelo, polvo, agua de riego...) puede haber microorganismos patógenos y elementos químicos que en ocasiones pueden contaminar las frutas y verduras. Tal y como nos cuenta la farmacéutica Meritxell Martí, “las frutas y verduras se pueden infectar con la misma agua del riego, con los abonos… no debemos olvidar que algunas están en el suelo”. Por eso, no solo ahora es fundamental lavar frutas y verduras a conciencia debido al miedo provocado por la crisis sanitaria del coronavirus, sino que hay que tenerlo siempre en cuenta cuando vamos a ingerir estos productos.
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Hábitos higiénicos ya desde la compra
Ya desde la compra, los expertos recomiendan que estemos atentos a que no tengan magulladuras ni daños externos y nos fijemos en su superficie, que tiene que estar limpia y sana. Además, trata de evitar tocar y coger alimentos que no te vayas a llevar, algo que, dicho sea de paso, deberíamos hacer siempre, para reducir el contacto en la medida de lo posible, y siempre usando guantes, como hasta ahora, para coger fruta o verdura. Conviene, además, que no la mezclemos con otros productos frescos cuando la llevemos a casa, donde lo más habitual es conservarlas en la nevera, salvo excepciones por el grado de maduración o su naturaleza.
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Manos y utensilios bien limpios
Los expertos recomiendan, que, antes de manipularlas, te laves las manos, y que tengas limpios también los utensilios y superficies de la cocina donde vayas a cocinar. "Es muy importante lavarse bien las manos antes de desinfectar la fruta y la verdura", nos dice Meritxell Martí. Tienes que cortar las partes que puedan estar dañadas y luego ya proceder a lavarlas.
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El lavado seguro, paso a paso
La Aesan recomienda seguir una serie de pasos que tienes que tener muy en cuenta:
- Lávalas bajo el chorro del grifo, aunque vayas a pelarlas, pues así evitas que la contaminación pase del cuchillo al alimento.
- Usa cepillos específicos para las superficies de las frutas de cáscara dura (melón, sandía…) o algunas verduras (pepino, calabacín…).
- Además, si vas a comer fruta cruda con piel, verdura cruda (lechuga, espinacas…) o verdura cruda con piel (pepino) sumérgelas durante 5 minutos en agua potable con 1 cucharita de postre de lejía (4,5 ml) por cada 3 litros de agua.
- Después acláralas con abundante agua corriente
- Sécalas con papel de cocina.
- La lejía debe estar etiquetada como “apta para la desinfección de agua de bebida”.
Especial cuidado con las frutas más porosas
Meritxell Martí nos explica que hay que tener en cuenta que muchas frutas y verduras son porosas y si utilizamos para desinfectarlas algún producto, este puede ‘entrar’ en el alimento fresco, dejando restos en el mismo. Una buena opción para las frutas más pequeñas es usar un colador mientras las dejamos bajo un grifo de agua potable, frotando las piezas con las manos. Puedes lavar así las fresas, uvas, arándanos y otras frutas y verduras de escaso tamaño como como los guisantes o las habas.
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Piezas duras 'vs' piezas blandas
Las frutas y verduras más duras, más consistentes se pueden lavar y cepillar de forma suave. En el caso de la naranja, el melón, la patata o tubérculos y raíces como el nabo o la zanahoria, se recomienda utilizar un cepillo mientras las lavas bajo el chorro de agua, para eliminar todas las impurezas que no se pueden retirar con las manos. Mientras que las que son más blandas han de lavarse justo antes de consumir, metiéndolas en agua y enjuagando después. Y hay que recordar que las hierbas aromáticas frescas (perejil, albahaca…) y los brotes de semillas (soja) las debes lavar igual que las frutas y verduras.
Cómo lavar las verduras
Hay que tener en cuenta, además, que no es lo mismo limpiar verduras de hoja que crucíferas como el brócoli, las coles o el repollo. En el caso de las primeras hay que hacerlo de forma minuciosa hoja por hoja, para eliminar posibles restos de tierra. Meritxell Martí nos cuenta que hay que quitar la parte más externa, que suele estar más sucia y dañada. Mientras, en las segundas, conviene sumergirlas en agua durante unos minutos para después aclarar bajo el chorro del grifo. En ambos casos conviene secarlas. También, como decíamos, hay que lavar patatas o zanahorias, aunque se vayan a pelar.
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¿Conviene añadir algo en el agua?
Si queremos limpiar más profundamente podemos usar el bicarbonato de soda, poniendo según nos cuenta Meritxell Martí dos o tres cucharadas en agua, dejando las frutas de 12 a 15 minutos para finalmente aclarar bien. También nos habla del agua jabonosa. “Es eficaz, pero luego es importantísimo aclarar varias veces, al menos tres veces para eliminar todo restos de jabón y, de nuevo, no conviene en alimentos porosos”.