El mar es un sitio maravilloso, habitado por infinitas especies y un medio imprescindible para la vida humana. Pocas veces reparamos en él como una porción de la naturaleza que requiere de tantos o más cuidados que otras como la tierra que cultivamos o la atmósfera.
La contaminación de los océanos no es reciente, llevamos décadas abandonándolo a su suerte y a la nuestra. Residuos, sobreexplotación, caza furtiva, son solo algunos de los problemas que, en la actualidad, ponen en peligro la calidad de los océanos. Remediarlo es una posibilidad que está al alcance de importantes y poderosas empresas pero también en la de cada uno de nosotros, si tomamos la consciencia suficiente.
Evitar los envases de un solo uso y todo lo que contenga plástico
El plástico genera una contaminación oceánica mortal para muchas especies marinas, por no mencionar las consecuencias que esto puede producir en el ser humano. Evitar los envases de plástico y aquellos recipientes de un solo uso es una manera de comprometerte con la salud de los océanos.
Si quieres ir un poco más allá puedes reutilizar los productos que contienen este material y desecharlos de una manera más eficaz. Los anillos de plástico que sirven para sujetar latas o botellas, además de contaminar, producen la muerte por asfixia de cientos de especies que quedan atrapadas allí. La mejor manera de deshacerte de estos envoltorios es cortándolos en pequeños trozos.
Seguramente has notado la cantidad de este material que tenemos en casa solamente en productos alimentarios. Algunas cadenas de supermercados están más concienciadas sobre lo negativo de utilizar plástico y presentan envases con diseños más ecológicos o bolsas de telas. Sin embargo, reducir la cantidad de plástico que se emplea en el sector alimentario es una cuenta pendiente de muchos establecimientos.
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Un compromiso familiar
El mar es de todo, tal vez por eso, lo cuidemos tan poco. Asumir que necesita un cuidado urgente puede modificar, y mucho, su realidad. Cada vez es más habitual encontrar personas que disfrutan de un día de playa recogiendo los desechos que otras personas han dejado sobre la arena. Envases, colillas de cigarrillos, comida, te sorprendería saber todo lo que ‘dejamos’ en nuestras costas.
Puedes hacer de esta actividad un plan familiar, que ayude a concienciar a los más pequeños de la importancia de un cambio en las conductas humanas. Ir a recoger, todos juntos, la basura de la playa es una manera de enseñarles el respeto y cuidado por la naturaleza, fomentar la importancia de la ecología en las nuevas generaciones y, de paso, reducir la contaminación.
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Un consumo responsable de las especies marinas
Asumir que podemos hacer mucho para cambiar el panorama actual de los océanos es el primer cambio a favor. La vida marina está presente en el consumo humano no solo como producto alimenticio. La intervención del hombre sobre este hábitat se practica para sectores como la joyería y la cosmética. La legislación vigente no es suficiente para revertir la situación que atraviesan los océanos, por ello es fundamental el compromiso personal. Elegir dónde y cómo comprar, si vamos a consumir pescado o marisco, asegurarnos de que no sea producto de la sobreexplotación y que, al llevarlo a casa, no estemos contribuyendo con el fin de una especie.
Si este verano tienes pensado escaparte unos días a la playa, recuerda que todo lo que lleve combustible contamina el mar. Las motos de agua, las embarcaciones y demás vehículos de motor perjudican la calidad del agua. Nada mejor que las embarcaciones de remo y las tablas para divertirse cuidando el medio ambiente.
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