Parece que de forma natural el estado más estable para vivir nuestra vida es el que se mantiene en una relación de pareja, con una compañía mutua constante y con la seguridad de que se está contribuyento a un proyecto común que avanzará dentro de unos parámetros fácilmente entendibles por cualquiera: probablemente tener hijos, realizar viajes familiares, compartir todo tipo de decisiones y de novedades, etc. Sin embargo ¿es esta la única opción para ser felices?