Cuando nos llegan noticias acerca de cómo el cambio climático afecta a la biodiversidad y pone en peligro de extinción diferentes especies de animales y plantas, a menos que vivamos en un entorno rural que nos permita conocer de cerca la fauna y la flora que nos rodea, nos cuesta tomarlo como una realidad visible si vivimos en la ciudad. En los entornos urbanos los árboles no crecen de manera natural, y los animales que más vemos por la calle son los perros que pasean a diario sus dueños. Es decir, parece que en la ciudad hemos elegido de qué entorno natural rodearnos y que por eso este no se ve afectado por la contaminación atmosférica.