Esta proteína, la que más abunda en nuestro cuerpo, es la responsable de que nuestra piel se muestre elástica, fuerte y firme, ofreciendo su mejor aspecto. De ahí la cantidad de productos faciales que incorporan colágeno y el auge, en parte, de los suplementos alimenticios que lo contienen. Porque aunque es inevitable (y saludable) que nuestra piel refleje el paso de los años, es posible cuidarla y retrasar los signos visibles del envejecimiento, como las primeras arrugas y el descolgamiento de la piel.
Pero el colágeno no tiene solo una función estética en nuestro cuerpo, sino que desempeña en él funciones vitales. Se encuentra en grandes cantidades en nuestros tendones, huesos y músculos, y es necesario para que se mantengan en buen estado. También recubre órganos como el hígado, los vasos sanguíneos, los dientes o la córnea. Por lo que asegurarnos unos niveles de colágeno correctos no puede más que hacernos bien en todos los sentidos.
El primer factor que hace que disminuyan los niveles de colágeno de nuestro cuerpo es la edad, y contra eso no hay nada que se pueda hacer. El estilo de vida también es determinante a la hora de contar con el suficiente colágeno. Una alimentación inadecuada, rica en grasas y azúcares, el consumo de alcohol, el tabaco, la falta de ejercicio o la exposición al sol sin protección también disminuyen la producción de colágeno en nuestro organismo.
El colágeno es un tipo de proteína, y en la mejor forma de obtenerlo es a través de determinados alimentos con un alto valor proteico, como la carne roja y el pollo.
Algunas partes de los animales, como las manitas de cerdo, los huesos (con los que hacer deliciosos caldos) o las alas de pollo, son especialmente ricas en colágeno.
El pescado no se queda atrás porque, además de su alto valor proteico, es rico en omega 3, un antioxidante que desinflama la piel y potencia de los beneficios del colágeno que ya tenemos de manera natural. El salmón, la trucha y también el pescado blanco te ayudan a mantener unos buenos niveles de este nutriente.
La yema del huevo es rica en colágeno, algo que de por sí ya nos interesa. Pero, además, contiene otros nutrientes que ayudan a su formación, como los aminoácidos, minerales como el azufre, vitaminas del complejo B y vitamina E.
Vegetales como el ajo y la cebolla son ricos en azufre, necesario para que nuestro organismo produzca colágeno. El azufre, además, mejora la apariencia del cutis al ayudar a regular el exceso de grasa en la piel.
Puedes encontrar también azufre en frutos secos como las nueces. Otros como los pistachos, las almendras o los cacahuetes son ricos en ácidos grasos omega 3, 6 y 9. Todos ellos estimulan la producción de colágeno por parte de nuestro organismo.
La vitamina C que contienen los cítricos, como los limones, pomelos o naranjas, estimula la producción de colágeno, y es un antioxidante que ayuda a nuestra piel a mantener un buen aspecto y a verse más cuidada.