A pesar de que en España más de 66.000 mujeres fallecen cada año a causa de una enfermedad cardiovascular, constituyendo así la primera causa de mortalidad femenina, este tipo de patología se percibe como un problema eminentemente masculino.
Con el inicio de la menopausia desaparece rápidamente el escudo hormonal femenino, por lo que a partir de esta etapa los problemas cardiovasculares tienen la misma frecuencia en ambos sexos; sin embargo, en el caso de las mujeres los efectos son más graves y tienen peor pronóstico, lo que deriva en una mayor tasa de mortalidad.
La doctora Nieves Tarín, cardióloga y directora médica del Hospital Universitario de Móstoles, señala que “esta situación se debe a que la gran mayoría de las mujeres, a partir de la menopausia, no son conscientes del riesgo cardiovascular al que están expuestas. Los síntomas de un posible evento cardiovascular suelen ser más difusos en las mujeres que en los hombres: dolor en el pecho (que no es tan intenso en ellas y puede ser inespecífico, las náuseas, vómitos, sudoración fría y cansancio, no siempre están presentes”.
“Además, nosotras tardamos más tiempo en buscar ayuda médica, lo que provoca que se diagnostique la enfermedad de manera tardía y tenga peor pronóstico”, añade la doctora.
De hecho, según una encuesta sobre salud cardiovascular realizada por la Fundación Española del Corazón con la colaboración de Bayer a más de 800 mujeres mayores de 50 años, solo un 36 por ciento de las entrevistadas ha consultado al médico por algún problema cardiovascular, a pesar de que un número significativo de las encuestadas ha sufrido algún episodio cardíaco o presenta alguno de los principales factores de riesgo.
Para mejorar estas cifras, la facultativa ofrece una serie de consejos como vigilar el peso, la tensión arterial o la glucosa, abandonar hábitos perjudiciales como el consumo de alcohol o de tabaco, practicar actividad física regular e informarse sobre los síntomas del infarto de miocardio.
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