Los frutos secos deberían estar siempre presentes en nuestra dieta, incluso cuando estamos intentando perder peso, siempre que no nos causen alergia. Son nutritivos, cardiosaludables, y si sabemos comer las cantidades adecuadas solo va a reportarnos beneficios para nuestra salud. Eso sí, la mejor forma de comerlos es crudos, tanto para hacerlos más digestivos como para evitar añadir calorías innecesarias.