HALASANA o 'el arado'
Colocaremos las manos debajo de las vértebras lumbares y con un pequeño impulso llevaremos las piernas detrás de la cabeza. Como siempre con mucha precaución, empezaremos poniendo bloques o tal vez una silla si no llegamos hasta el suelo. Si aun así vemos que hoy no es para nosotros esta postura, nos acercamos a una pared y colocamos las piernas contra ella, descansando en la posición de L, muy recomendado en caso de tener dolor cervical. Estamos ya en la fase final, volviendo a relajar el cuerpo, por lo que intentaremos alargar la respiración e intentaremos mantenernos aquí de 10 a 15 respiraciones. Esta postura nos ayuda a estirar hombros y cuello, aumenta la energía corporal. Por último, ¡la mejor parte y más importante del yoga! La postura de SAVASANA o 'el cadaver', en la que nos tumbamos boca arriba con las piernas separadas y totalmente relajados. Nos quedamos de 2 a 10 minutos, sin prisas, sintiendo el cambio tanto a nivel físico, mental o energético de nuestro cuerpo. El cierre perfecto para que el cuerpo asimile lo trabajado