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Los nervios son la emoción principal y característica de toda primera cita. Si carecemos de esas mariposas en el estómago podría parecer que no es una cita y puede que ni siquiera mereciera la pena mantenerla. Estar nerviosa, pensar una y otra vez cómo actuar de la mejor manera para que todo resulte a las mil maravillas, y caer en la cuenta de que casi todo lo que se ha dicho podría haberse dicho mejor, más claro y de forma más atractiva, es un lugar común de todas las primeras citas.

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