En la mesa, no todo es lo que parece
Precisamente muchos alimentos que se consideran ligeros y saludables, realmente son productos procesados con muy bajo porcentaje de lo que dicen ser. Poco a poco la fabricación de alimentos industriales está dando paso a una realidad paralela, donde el jamón no es jamón ni el pan es pan, pero en la que ni siquiera estamos implicando valores nutricionales mejores para nuestro organismo, o con el medio ambiente (como cuando proponemos trampantojos de carne vegetal), sino que es una cuestión económica, de rentabilidad y durabilidad del producto.
El jamón de York no existe
Así ha titulado su éxito editorial Marián García, más conocida como Boticaria García, la farmaceútica y nutricionista que cuenta con miles de seguidores deseosos de conocer cómo los alimentos que encontramos en el supermercado no son siempre lo que su etiquetado dice de ellos. Descubrir que el jamón de York ni es jamón, ni es de York es algo que no deja de sorprendernos. Pero lo cierto es que nos encontramos ante un producto que solo contiene un 50% de carne cuando es fiambre, un 70% cuando es cocido y un 80-90% si es extra. El resto de ingredientes son agua y féculas, entre otros.
La pechuga de pavo o pollo: lonchas de almidón
Durante años se ha considerado uno de los alimentos más saludables que podíamos incluir en nuestra dieta. Pero lo cierto es que es difícil encontrar una supuesta pechuga de pavo que contenga más de un 69% de carne. El resto es, principalmente, almidón, además de azúcar, potenciadores del sabor o proteína de soja. Con la pechuga de pollo el dato empeora, pues solo contiene un 57% de carne, y el resto de ingredientes coinciden en su mayoría con los de la pechuga de pavo. Así que no te dejes engañar por las palabras “natural” o “solo pollo” en su etiquetado.
El pan blanco de molde no es una barra de pan
El pan de molde es, generalmente, una versión menos saludable del pan tradicional. Para empezar, con la intención de darle volumen se le añaden azúcares libres que disparan su carga glucémica. Pero, además, contiene grasas vegetales que aumentan en exceso sus calorías; tiene más sal que una barra normal, un poder saciante muy bajo y, al no exigir masticación, tiene muy poco poder saciante.
Patatas chip
Existen muchos tipos de patatas fritas, más gourmet y más de batalla. Y en esta graduación tan extensa podemos encontrar muchas que son patatas de verdad, y otras que realmente se fabrican con una pasta, cuyo ingrediente principal es la patata pero que no supone la totalidad de lo que nos llevamos a la boca. Cuanto más perfectas sean las patatas que estamos comiendo, o tengan formas más uniformes, probablemente estemos consumiendo este segundo tipo de patata, rica en almidón de trigo, harinas de maíz y arroz, aceites y potenciadores.
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Parece queso, pero no lo es
Nos referimos, sobre todo, a los preparados que están especialmente indicados para gratinar, para pasta, sándwich… Los principales ingredientes de este tipo de productos son, entre otros, antiapelmazantes, grasa, almidones o proteínas lácteas. Asegúrate de que la palabra “queso” aparece en el etiquetado y que los ingredientes no incluyen ninguno de los que te acabamos de nombrar.
Azúcar moreno
Si quieres tomar azúcar moreno (o panela) real, no te dejes engañar comprando un azúcar moreno que no es tal. En realidad, este azúcar que encontramos, a un precio muy similar al del azúcar blanco, no es sino azúcar refinada a la que se le ha añadido un tinte alimentario.
Palitos de cangrejo sin cangrejo
Aquí ni siquiera podemos hablar de porcentajes, porque la cantidad de cangrejo que contienen estos palitos es inexistente. En realidad están hechos con surimi, es decir, una pasta formada por diferentes pescados, además de sal y azúcar en niveles considerables. Y, por supuesto, de saludables no tienen nada.
El ketchup no es salsa de tomate
Con un composición basada principalmente en jarabe de maíz y fructosa, el ketchup es casi cualquier cosa menos una salsa de tomate (su contenido es inferior al 20%). Eso sí, sal, especias, azúcar en exceso y saborizantes encontraremos sin problema entre sus ingredientes.
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El chocolate blanco no es chocolate
Aunque se empeñen en llamarlo “chocolate”, no lo es. Y tampoco es leche, a pesar de su color. Se trata de un dulce a base de manteca de cacao, azúcar, grasas y (algo) de leche. Si quieres tomar auténtico chocolate busca uno que sea negro y contenga, al menos, un 70% de cacao.
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