Si no se adoptan hábitos de vida saludables, por ejemplo, elegir bien lo que se consume, evitar alimentos ultraprocesados, y se hace ejercicio, la reducción de estómago puede fallar, ya que el paciente se expone a volver a engordar. Por ello, es importante que haya una buena evaluación médica previa a la intervención y un seguimiento posterior, con el apoyo emocional y de un nutricionista que necesite el paciente.