Séneca decía “errar es de humanos”, sin embargo, la sociedad en la que vivimos parece valorar con mayor crudeza los errores que cometemos en el día a día. Fracasar nos produce vergüenza, estrés y ansiedad. Por eso, en muchas ocasiones, preferimos no intentarlo antes que fracasar. Y una vez que erramos, ocultamos y acallamos el resultado para que esta vivencia se olvide cuanto antes.