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La miel

Cuando lo que tenemos frente a nosotras es un bote de auténtica miel de abeja, no se trata de un alimento convencional, sino de un superviviente eterno, porque puede ser consumida sin ningún problema aunque pasen los años. Aunque con el paso del tiempo tenderá a cambiar de color, se podrá cristalizar y coger una textura más compacta, en ningún momento será peligrosa para su consumo y mantendrá sus propiedades casi como el primer día.

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El arroz, la pasta y las legumbres

La composición de la pasta es básicamente sémola o harina de trigo duro. Al tratarse de un producto seco, la probabilidad de que crezcan y desarrollen en su interior bacterias y otros microorganismos es muy remota. Se recomienda guardarla siempre en recipientes herméticos, para que la pasta no absorba humedad ni olores. Es cierto que la pasta seca tiene una fecha de caducidad, pero realmente se trata de una indicación para su consumo preferente. Las probabilidades de enfermar a causa de utilizar pasta son muy remotas, y tienen más que ver por no haberse conservado correctamente unas condiciones óptimas de almacenamiento que por el propio paso del tiempo

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Cualquier tipo de arroz no integral se mantiene en el tiempo sin ningún problema y no varía su sabor ni su textura. Aun así, como en el caso de la pasta, es muy importante que el recipiente en el que se conserve se mantenga hermético para evitar que el aire y la humedad puedan contaminarlo. En el caso del integral, no podemos confiarnos y cocinar con él cuando ha pasado mucho tiempo y la fecha de consumo preferente ha vencido, porque al no haber sido refinado conserva cierta cantidad de aceite, que con el paso del tiempo coge cierto sabor rancio.

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