Muchos de los hábitos y costumbres que tenía el hombre prehistórico son beneficiosos para nuestra salud. No nos referimos a comer alimentos crudos, sino a realizar mucho ejercicio físico (cazando para conseguir el alimento), y a comer cuando sentimos la necesidad natural de hacerlo. Sin embargo, el ser humano actual dispone de todos los alimentos que existen, siempre a su disposición, incluso los que no se cultivan en su entorno o pertenecen a otra estación, y comemos cuando el ajetreo nos lo permite.