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Cuarenta años entre nosotros

El boom de estos alimentos fue en los años ochenta, cuando se vendían estos productos como una alternativa divertida, rápida y sabrosa. Desde canelones ultracongelados, bollería industrial de colores chillones y hasta patés que no eran patés. Nadie reparaba en su composición real, aunque lo cierto es que estaban elaborados con unos valores dietéticos que hoy nos parecerían delicatessen comparados con sus actuales herederos.

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Cuestión de márketing

De la misma manera que en los años 80 los primeros procesados se ofrecían como una alternativa rápida y divertida a la clásica y “aburrida” comida casera, los ultraproceados de hoy son conscientes de que ahora las necesidades son otras, y nos preocupa sobre todo que aquello que comemos sea sano, más allá de que sea divertido u original. Se han vuelto a desear aquellos valores de antaño: lo casero, lo auténtico y lo natural.

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