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En el difícil viaje de educar a nuestros hijos es fácil que nos asalten las dudas sobre si algunas de sus reacciones son normales o quizás podríamos consultar a un profesional de la psicología que nos ayude a saber si necesita ayuda. Este trayecto es igual de sorprendente e intenso para ti como para el niño pues, aunque no seas primeriza, no hay dos niños iguales y los conflictos, temores y rasgos del carácter que presentan son siempre diferentes y alimentan nuevos retos.

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La mayoría de los problemas psicológicos que atraviesan los niños se diagnostican a través de su rendimiento académico. Que un niño sufra una involución en sus progresos en el colegio, o que presente dificultades sin motivo aparente pueden ser un indicador para detectar que algo va mal. También, hay síntomas de otros trastornos de raíz neurológica como el TDAH (Síndrome de Déficit de Atención con o sin Hiperactividad), dislexia o tartamudez. En todos estos casos siempre conviene coger los casos a tiempo, y poder trabajar con un profesional sobre ellos antes de que se hagan mayores.

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