La mayoría de los problemas psicológicos que atraviesan los niños se diagnostican a través de su rendimiento académico. Que un niño sufra una involución en sus progresos en el colegio, o que presente dificultades sin motivo aparente pueden ser un indicador para detectar que algo va mal. También, hay síntomas de otros trastornos de raíz neurológica como el TDAH (Síndrome de Déficit de Atención con o sin Hiperactividad), dislexia o tartamudez. En todos estos casos siempre conviene coger los casos a tiempo, y poder trabajar con un profesional sobre ellos antes de que se hagan mayores.