El rechazo al diagnóstico es lo primero que pasa por tu cabeza el primer día que se confirma que padeces diabetes. Es muy habitual pasar un tiempo en el que por un lado tratas de asimilarlo y por otro sientes que esta nueva situación te es tan ajena que puede que nunca la consigas llevar con naturalidad. No lo aceptas, y realmente no quieres que nadie lo sepa, porque en el momento en el que empieces a comunicarlo lo harás real.