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En Navidad solemos cambiar nuestros hábitos de vida de manera significativa. La celebración de estas fiestas va acompañada, por norma general, de ciertos excesos asociados a la comida. Y además, se suele aumentar el consumo de alcohol y reducir la práctica de ejercicio físico. Todo ello da como resultado un aumento de hasta el 10% del colesterol en sangre.

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