A pesar de que la ingesta de alcohol está socialmente aceptada, supone un peligro para la salud de la sociedad y, sobre todo, de los adolescentes. Además de los accidentes de tráfico, cuando se conduce bajo los efectos de esta droga, el alcohol puede dañar diversas partes del organismo, causar depresión y convertirse en una adicción difícil de controlar.