Un estudio realizado por el Transamerica Center determinó que cuando viajamos estamos reduciendo la probabilidad de sufrir un infarto, pese a lo estresante que a veces pueden parecer los propios preparativos del viaje. Esto tiene que ver con los beneficios de sacar a nuestro cuerpo de su zona de confort, pero de forma activa y siempre que exista una predisposición positiva.