La diabetes adquirida es ya una emergencia sanitaria porque, según la OMS (Organización Mundial de la Salud), ya afecta a 1 de cada 11 personas. Este ritmo ascendente tiene que ver con nuestra alimentación y con el uso del azúcar en alimentos que incluso no resultan dulces, para texturizar y conservar. También ha crecido en las últimas décadas su presencia en bollería industrial, refrescos y demás alimentos procesados que para aumentar su conservación y abaratar costes cada vez tienen una composición más dulce, lo que por otro lado genera cierta adicción.