Las relaciones de pareja acaban generando una red de complejos vínculos entre los dos miembros, en los que se sustenta la identidad y la autoestima de ambos. Resultaría imposible mantener plena conciencia de cómo es el proceso por el que nos hacemos dependientes o ejercemos un apoyo emocional que sustenta al otro, pero lo cierto es que cuando llega el momento de la ruptura de una pareja, estos vínculos se deshacen y podemos caer en una espiral de baja autoestima que nos haga muy difícil la recuperación emocional.