Siempre que perdemos nuestras referencias nos sentimos vulnerables. Esto puede ocurrir por muchas razones, y cambiar de ciudad es una de ellas. Cuando todo nuestro entorno familiar no está accesible, no existen rincones donde sentir seguridad, ni espacios conocidos que asociamos con cercanía de familiares y amigos, podemos experimentar cierta inseguridad provocada por el cambio, soledad e incluso apatía.