La pérdida de nuestro trabajo es siempre un duro golpe que afecta a todos los aspectos de nuestra vida, ya que no solo el un problema de tipo económico y material, sino también emocional. Esto es así porque afecta a nuestra autoestima (sentimos que algo ha fallado en nosotros) y a nuestras relaciones sociales, ya que dejamos de ver diariamente a los que han sido nuestro compañeros de trabajo.