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Aunque creemos que reciclando las botellas de plástico puede solucionarse el problema medioambiental, no es del todo cierto: este tipo de plástico solo sirve para convertirse en plásticos no alimentarios, que pueden tener usos industriales y que cuando son desechados no entran en la cadena del reciclaje, por lo que acaban abandonados en los vertederos.

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Los materiales más fiables para sustituir al plástico son el acero inoxidable y el cristal. Este último tiene menos facilidad para poder llevarlo en una mochila y usarlo en el gimnasio, por ejemplo. Por eso una botella de fino acero puede resultar la mejor opción, y además no añadirá ningún sabor y olor al agua, como sí ocurre a veces con el plástico, y conservará el frío y el calor de la bebida durante largo tiempo sin deteriorar la botella.

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