Los materiales más fiables para sustituir al plástico son el acero inoxidable y el cristal. Este último tiene menos facilidad para poder llevarlo en una mochila y usarlo en el gimnasio, por ejemplo. Por eso una botella de fino acero puede resultar la mejor opción, y además no añadirá ningún sabor y olor al agua, como sí ocurre a veces con el plástico, y conservará el frío y el calor de la bebida durante largo tiempo sin deteriorar la botella.