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Con el fin del verano se dan unas circunstancias excepcionales para hacer limpieza general en casa. Durante todo el año hemos hecho acopio de cosas que creíamos que nos vendrían bien, pero que solo ocupan espacio. Algunas podrían ser útiles, pero nuestro ritmo de vida no las asimila, y otras simplemente tuvieron un valor emocional en el momento en el que las trajimos a casa, pero bien mirado no es preciso que nos acompañen de por vida.

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