Probablemente te duches de la misma forma desde hace años. Hay pocas acciones que sean tan sumamente automáticas y casi inconscientes como el ritual de la ducha. Es probable que todos los actos y gestos sean exactamente igual, todos los días: cómo pones el suelo la alfombrilla, qué pie posas primero sobre la ducha o la bañera, cuánto tiempo pasa entre que abres el agua, tanteas su temperatura y finalmente te pones debajo del chorro, etc. Pues bien ¿y si todo esto fuera mejorable? ¿Te has parado a pensar en cómo podrías optimizar esta tarea, ahorrar, beneficiar al medio ambiente, y conseguir que este acto sea más saludable para ti?