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Colirrábano

Es una hortaliza con muy pocas calorías, solo 27 por cada 100 gramos, pero que aporta muchos nutrientes: calcio, vitaminas A y C, y magnesio. Su sabor es similar al de la col y el rábano, precisamente porque es una hortaliza nacida en un laboratorio, donde se cruzaron ambas especies. El objetivo era crear un súper alimento anticancerígeno del mismo modo que lo es el brócoli, con quien también mantiene cierta coincidencia en el sabor, pero con un retrogusto más especiado. 

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Apio nabo

Aunque también se aprovechan sus hojas, lo que realmente diferencia al apio-nabo del apio común es que en este caso se aprovecha la raíz, y esta puede medir entre 10 y 20 centímetros y pesar alrededor de un kilo. Su sabor es similar al nabo, pero ligeramente dulce y con un toque de perejil pues, de hecho, sus hojas tienen una forma similar. Su carne es de color blanco y cuando está crudo puede resultar algo duro de masticar.

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Hoja de boniato

En comparación con hojas similares, como las acelgas o la col rizada, las hojas de boniato son menos amargas, y aunque tienen una textura algo aterciopelada, son más agradables que sus rivales. Su sabor es muy agradable, y puede consumirse tanto cocido como crudo, o como parte de un batido verde. También resulta muy útil para incorporar a un sofrito sencillo.

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Romanesco

Su forma tiene una geometría fractal, y precisamente la cantidad de protuberancias que vemos en esta verdura están representadas por el número de fibonacci, que es una serie matemática en la que cada número se obtiene sumando los dos anteriores. Ese es su misterio respecto a la extraña apariencia que presenta, pero su sabor también tiene una explicación: es un cruce entre la coliflor y el brócoli, dos especies muy beneficiosas para nuestra alimentación. 

Es rico en vitamina C, carotenoides y fibra. Se consume cocido pero también puedes añadirlo crudo a ensaladas y platos fríos.

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Boniatos violeta

Esta verdura es muy utilizada en Japón, donde además de formar parte de su nutrición popular, es considerada como un alimento medicinal. Contiene potasio, calcio, sodio, fósforo, hierro, magnesio y manganeso. Y su sabor, además, es delicioso, dulce y muy suave.

El pigmento violeta que le diferencia del boniato común es lo que le hace anticancerígeno. Según un estudio de la Universidad de Kansas en Estados Unidos, sus pigmentos hidrosolubles, las antocianinas, nos pueden ayudar a prevenir al cáncer de colon. Pero, además, son ricos en antioxidantes, por lo que previenen enfermedades cardiovasculares, aumentan la inmunidad del organismo y disminuyen la inflamación.

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