Conforme nos vamos convirtiendo en adultos tendemos a recordar la infancia como una etapa libre de problemas, pero lo cierto es que los niños carecen de protecciones emocionales con las que defenderse de situaciones adversas, difíciles o dolorosas. La resiliencia es algo que se puede aprender y que, cuanto antes se incluya en el carácter de un niño, antes le ayudará a enfrentarse a cualquier inconveniente que tenga que asimilar.