La dieta nórdica y la mediterránea se toman de la mano para alcanzar el primer puesto que otorga la OMS a las dietas más saludables. Es decir, a aquellas que mejoran el funcionamiento del cerebro y reducen el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes. Una de sus grandes diferencias radica en las grasas que utilizan: la dieta mediterránea emplea, sobre todo, aceite de oliva, mientras que en la nórdica predomina el uso del aceite de canola o colza. Parece ser que, además, aunque las dos favorecen la aceleración del metabolismo, la dieta nórdica es más efectiva a la hora de ayudar a perder peso, a pesar de no restringir el número de calorías que se han de tomar.