Descubre las frutas tropicales más extrañas (y deliciosas)

También llamado annatto, es la semilla de un árbol de las regiones tropicales de América, como Colombia, Brasil o Ecuador. Su valor reside en su intenso color rojo, extraído de sus semillas. Se usa habitualmente como colorante y condimento en las comidas tradicionales.

Es una fruta dulce, refrescante y con una forma muy original. Contiene vitaminas A y C, fósforo y potasio. Puede tomarse tanto cruda como cocida y la piel también es comestible. Resulta deliciosa aliñada con una salsa vinagreta. También llamada fruta de estrella, es utilizada como elemento decorativo.

También conocido como melón de África, es un fruto comestible que cuando está maduro adquiere un color amarillo-naranja en su piel, mientras su interior se torna de color verde limón. Sus semillas son comestibles y la textura que hay alrededor es como una gelatina. Es sabor es una mezcla de pepino, calabacín, kiwi y plátano, que puede resultar algo extraña al paladar. Es rico en potasio, magnesio y vitaminas A y C.

Es originario de Filipinas y muy apreciado en la gastronomía china. Su aspecto es el de una frambuesa enorme. Su interior es una carne blanca comestible y una semilla (no comestible). Es jugoso y ligeramente ácido, con una fragancia muy distintiva. Contiene grandes dosis de vitamina C y potasio.

Es una fruta muy apreciada tanto por su riquísimo sabor como por su gran contenido en antioxidantes. Procedente de Asia, destaca también por sus efectos antiinflamatorios. Para algunos, es considerada la “reina de las frutas” por el sinfín de propiedades que se le atribuyen.

Esta rarísima variedad de limón apenas contiene pulpa, por lo que no se utiliza con fines culinarios. Sin embargo, posee un gran aroma que lo hace perfecto para crear destilados, aceites cítricos y ambientadores.

Conocida comúnmente como fruta del dragón, crece en diversas especies de cactus. Tiene espinas por fuera y hay tres variedades: amarilla por fuera y pulpa blanca con semillas por dentro; y roja por fuera con pulpa blanca o roja con semillas por dentro.  Es rica en vitaminas B y C, en calcio, hierro y fósforo. Las semillas, que son comestibles, contienen ácidos grasos beneficiosos. Su carne es blanca, de sabor ligeramente dulce.

Su nombre significa “peludo” en indonesio, filipino y malayo. Y es que esta fruta se caracteriza por su inconfundible aspecto peludo. Su exterior no es muy apetecible, pero su interior acuoso de color blanco tiene un sabor muy agradable y dulzón. Destaca su contenido en vitamina C y potasio.

Se cultiva en zonas tropicales, tiene sabor agridulce y su forma recuerda a la de un tomate. Por eso también es conocido como tomate de árbol. Tiene un alto contenido en hierro, potasio, magnesio, fósforo y vitaminas A, C y E. Ejerce un efecto saciante, pero tomada en exceso es muy laxante.