Los profesionales de la salud pasamos mucho tiempo con los pacientes, tiempo en el que estos nos cuentan sus preocupaciones en relación con su enfermedad y en el que nosotros, además de tratarlos, debemos informarles acerca de su proceso y dotarlos de las herramientas necesarias para que comprendan su patología. Si encima somos capaces de “empoderarlos” y convertirlos en pacientes activos durante su proceso de recuperación, mejor que mejor.