Opinión de salud

El tratamiento del acné: ¿Qué debes saber antes de recurrir al maquillaje o a remedios caseros?

Parece lógico que, ante la presencia de cualquier imperfección de la piel, la primera reacción sea intentar taparlo con maquillaje. Conseguimos que el problema “desaparezca”. Pero puede ser que, sin ser conscientes, lo estemos agravando más.

Por Rosa Taberner

Más del 80% de las personas sufrirán acné en algún momento de su vida y, aunque lo más frecuente es que lo hagan entre los 14 y los 17 años, no es una condición exclusiva de la adolescencia. No es raro ver bebés de menos de un mes con acné y, aún menos, a mujeres adultas con este problema. El acné es un trastorno inflamatorio tan frecuente que muchos lo consideran como un proceso fisiológico y normal. Pese a no tratarse de una enfermedad grave en la mayor parte de los casos, es capaz de provocar graves trastornos en la autoestima de quien lo padece.

Por lo tanto, parece lógico que, ante la presencia de cualquier imperfección de la piel, especialmente en mujeres, la primera reacción sea intentar taparlo con maquillaje. Conseguimos que el problema “desaparezca”, sí. Pero puede ser que, sin ser conscientes, lo estemos agravando más. Y es que, a veces, abusar de un maquillaje inadecuado para nuestro tipo de piel es incluso la única causa de acné. Con él estamos contribuyendo a una de las principales causas del acné: la oclusión folicular. Los dermatólogos lo denominamos “acné cosmético”. No es que las personas con acné no puedan maquillarse, pero deberán tener especial cuidado en escoger el producto más adecuado y dejarse aconsejar por un experto.

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Chocolate, un “sospechoso habitual” que la ciencia no considera culpable

El maquillaje no es el único factor que puede estar jugando un papel importante en el desarrollo del acné. En su aparición confluyen varios fenómenos: el aumento de la secreción sebácea (secundaria a la estimulación hormonal androgénica), las alteraciones en la diferenciación del folículo pilo-sebáceo (las células que forman las paredes de los poros se alteran facilitando su taponamiento), el sobrecrecimiento de una bacteria denominada Propionibacterium acnes y la consiguiente respuesta inmunológica e inflamatoria. Las lesiones de acné resultantes de esto van desde los comedones, las pápulas inflamatorias y, en los casos más severos, los nódulos y quistes. En estos últimos casos, la consecuencia final serán las cicatrices y la hiperpigmentación.

¿Qué papel juega la dieta en la aparición de acné? A día de hoy, nadie ha podido demostrar que la dieta juegue un papel demasiado importante en la aparición de las lesiones de acné. Sin embargo, casi todos los pacientes están convencidos de lo contrario. Y el chocolate es el principal “sospechoso”. En realidad, lo único que ha podido demostrarse es la relación del acné con las dietas de elevada carga glucémica (la bollería industrial sería un buen ejemplo) y, en algunos estudios, se atribuye la aparición de acné a un elevado consumo de lácteos, en especial de leche desnatada. A pesar de ello, ninguna sociedad científica recomienda reducir el consumo de leche por este motivo.

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El tratamiento del acné debe ser individualizado

Es cierto que la mayoría de casos de acné en adolescentes se van a solucionar con el simple paso del tiempo, pero no por ello debemos infravalorar el impacto psicosocial que es capaz de llegar a producir en este tipo de pacientes. De ahí que, de una forma o de otra, busquen una solución a su problema y que muchas veces recurran a remedios de lo más variopintos (e incluso potencialmente nocivos) que encuentran en Internet, lo que puede provocar que, aunque la lesión no persista, las consecuencias del acné más inflamatorio en forma de cicatrices duren de por vida. Además, no todos los casos de acné se resuelven espontáneamente. En ocasiones, y especialmente en mujeres, pueden durar hasta la vida adulta. De ahí la importancia de recurrir a un dermatólogo. Solo él podrá fijar un tratamiento adecuado a cada tipo de piel persona y a sus condiciones: la edad, el tipo de acné…

Las opciones terapéuticas son muy variadas y se seleccionarán en función de la edad, de la preocupación para el paciente, del tipo de acné, o incluso del sexo del paciente. Existen multitud de tratamientos tópicos (cremas y geles) capaces de solucionar o controlar los casos más leves, pero en ocasiones habrá que recurrir a tratamientos antibióticos orales (sobre todo se utilizan las tetraciclinas), anticonceptivos orales (en aquellas mujeres en las que el componente hormonal sea relevante) o la isotretinoína, un derivado sintético de la vitamina A, reservado para aquellos casos más graves o persistentes.

 

Rosa Taberner. Editora del blog Dermapixel (www.dermapixel.com). Especialista en Dermatología Médico-Quirúrgica y Venereología en Hospital Son Llàtzer (Palma, Islas Baleares).