Después de la complicada tarea que fue para muchas personas regresar a sus hogares durante el apagón generalizado que afectó a la Península Ibérica, apareció una nueva inquietud: el posible deterioro de los alimentos almacenados en las neveras.
Las horas sin luz iban pasando, tanto que en muchos puntos de España no regresó hasta bien entrada la noche, y la falta de suministro eléctrico en un electrodoméstico fundamental como es el frigorífico comenzó a hacernos pensar en si nuestros alimentos se conservarían en perfecto estado. Y es que no te das cuenta de lo importante que es hasta que deja de funcionar, bien por una avería o por un corte de suministro local o global como el de ayer.
Si el apagón hubiera ocurrido en pleno mes de julio en muchas zonas de España, es probable que el proceso se hubiera acelerado y muchos alimentos no pudieran salvarse
Qué factores influyen en la conservación de los alimentos
Si ayer te fuiste a la cama sin luz, seguro que hoy te has despertado pensando en la comida de tu nevera. ¿Cuánto pueden aguantar nuestros alimentos, tanto en la nevera como en el congelador? Lo cierto es que hay que tener en cuenta diferentes variables que son de gran importancia.
La primera es la época del año en la que no enfrentamos a esta situación. Si el apagón hubiera ocurrido en pleno mes de julio en Sevilla o en Madrid, es probable que el proceso se hubiera acelerado y muchos alimentos, tras 10 horas sin luz, no pudieran salvarse. En muchas zonas de España ya hace calor, pero no a los niveles de los meses de verano. Lo que está claro es que no es lo mismo que el frigorífico deje de funcionar en invierno que en plena ola de calor estival. Influye también la localización del electrodoméstico en la cocina: su eficiencia será mayor si está en una zona fresca de la cocina, donde no le dé una fuente de sol directa, por ejemplo.
Sin duda también es importante tener en cuenta el estado de nuestro electrodoméstico. Lo previsible es que los equipos más modernos y bien mantenidos conserven mejor el frío que los aparatos más antiguos, en los que, por ejemplo, las gomas no hagan el efecto sellado que haga que las puertas cierren herméticamente.
Y hablando de puertas, hay un factor muy importante que debemos tener en cuenta por si volvemos a encontrarnos en una situación similar: hay que tratar de evitar abrir las puertas con demasiada frecuencia, solo cuando sea estrictamente necesario, pues así, el frío del interior se conservará durante más tiempo. De hecho, el congelador no conviene abrirlo si no hace falta. Si se trata de un congelador independiente, como el de la mayoría de los modelos combi, puede aguantar muchas horas sin corriente eléctrica, pero debes cumplir la norma de no abrirlo.
El diseño de los compartimentos del frigorífico y del congelador también influyen. Si tenemos la comida organizada en compartimentos estancos, tanto en el congelador como en el frigorífico, también ayudamos a una mejor conservación. Los alimentos perecederos deben colocarse en las zonas más frías del mismo.
Has de fijarte también en la temperatura previa, antes del apagón. Si lo teníamos a 4º, mantendrá la temperatura mejor que si lo teníamos en una horquilla de temperatura más alta. Por eso es importante contar con electrodomésticos que marquen la temperatura. Y también hay que tener en cuenta que influye si hemos estado con el frigorífico abierto antes de que la luz se fuera, por ejemplo, colocando compra, pues puede ser que, en ese caso, hubiera perdido temperatura.
Lo previsible es que los equipos más modernos y bien conservados conserven mejor el frío que los aparatos más antiguos
¿Habrá aguantado la comida de la nevera?
La pregunta del millón es saber cuánto tipo aguanta la comida sin refrigerar en la nevera y el congelador. "La recomendación, digamos oficial por parte de entidades como la FDA ( Food and Drug Administration), es decir la Agencia de Seguridad Alimentaria Estadounidense, así como la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición en España (AESAN) es de unas cuatro o seis horas máximo en refrigeración. ¿Qué quiere decir esto? Pues que en muchos casos, de lo que sucedió ayer hemos sobrepasado ese tiempo y muchos alimentos habría que tirarlos a la basura porque pueden entrañar un riesgo de intoxicación alimentaria", nos explica Mario Sánchez Rosagro (@sefifood), experto en ciencia y tecnología de los alimentos (www.mariosanchez.es)
¿Qué señales nos pueden alertar de que hay un problema con algún alimento? "Aquí hay muchas dudas y mucha desinformación. La gente no lo sabe porque realmente las bacterias patógenas pueden crecer, segregar toxinas y llegar a enfermarte, aunque el alimento no huela mal, no sepa mal. Es decir, no hay que fiarse 100% de los sentidos, porque puede ser que un alimento esté en mal estado, aunque no lo parezca", nos explica el experto.
Le preguntamos también al experto con qué alimentos hemos de tener especial precaución. "Todo lo que sea loncheados, como fiambres tipo pechuga de pavo, queso en lonchas, todo lo que esté en trocitos más pequeños, cortado, por ejemplo. También verduras o lechugas en bolsa, listas para tomar. Si han pasado esas seis horas, la recomendación de precaución debería ser tirarlas a la basura. Lo mismo sucede con carnes, pescados, productos crudos o tuppers que lleven sobras de comida. Todo eso debería ir a la basura si han pasado esas cuatro o seis horas", nos comenta, aunque insiste en que también depende de nuestro equipo, de nuestra nevera. "Si la teníamos programada a cuatro grados, es la mejor opción. Pero hay gente que la tiene a 6 o incluso más grados, rozando ya un poco el límite. En esos casos todavía es peor, porque está una temperatura mucho más alta que va a favorecer que puedan crecer esas bacterias con el paso del tiempo. La recomendación más evidente es no abrir mucho las puertas ni de nevera ni de congelador para evitar que la temperatura aumente antes de tiempo", nos detalla.
En cuanto a los productos congelados, si el congelador estaba lleno y no se abrió, pueden mantenerse en buen estado hasta 48 horas
La comida del congelador
Como decíamos, en el congelador, la comida puede aguantar hasta 48 horas sin problema, especialmente si estaba bien lleno. Hay una pista que nos puede ayudar en este caso a valorar el estado de los alimentos: si tocamos la comida y está dura y fría, la conservación se mantiene. Si notamos que hay alimentos que han comenzado a descongelarse, conviene sacarlos del congelador, para poder cocinarlos y así aprovecharlos.
"En el congelador el margen es un poco más amplio", detalla el divulgador científico, que nos explica que como mínimo unas 24 horas nos puede aguantar perfectamente la comida congelada. "Así que el caso de comida congelada para este apagón no es especialmente preocupante porque en la mayor parte de casos habrá estado dentro de un rango de temperatura seguro. Si aun así no se ha descongelado la comida y vemos que está próxima a vencer o alguna cosita especial, lo suyo sería cocinarla al día siguiente, es decir, hoy o mañana como tarde", explica, incidiendo en que en cualquier caso, lo importante, el foco principal de preocupación está en alimentos del frigorífico y no tanto del congelador.
"Diez horas de apagón no deberían haber afectado en la descongelación de los alimentos. Si hay muchos alimentos dentro tampoco afecta mucho, ya que cada alimento actúa como otro bloque frío que hace que la temperatura se mantenga más tiempo. Sería peor si estuviera medio vacío", nos detalla la farmacéutica Meritxell Martí, que nos explica que podríamos ver algunas señales que nos pueden hacer sospechar que se ha descongelado ligeramente y se ha vuelto a congelar. "Hay que observar el cambio de aspecto o de olor del alimento. Pero también el cambio de aspecto del hielo que lo cubre. Lo más habitual es ver hielo en el exterior de la bolsa o del alimento, en forma de escarcha o en bloques, este cambio podría hacer cambiar la calidad del alimento, pero no sería nocivo para su consumo", indica la experta.
Además, nos detalla que si ha cambiado el aspecto del envase, es posible que se haya hinchado, lo que puede hacer sospechar en la que ha habido una descongelación y una fermentación bacteriana, en ese caso no es aconsejable tomarlo por contaminación. "Si el alimento ha cambiado la textura, lo que no lo notaremos al haberse descongelado de nuevo, eso puede hacer sospechar a cualquiera de los factores anteriores, por lo que por prudencia no aconsejo comerlos", nos dice. También si al descongelar, hay un cambio de olor, sabor fuerte, entonces nos hace sospechar el crecimiento bacteriano, por lo que siempre se deben tirar.
Una vez que vuelve la luz, toca repasar lo que tenemos en la nevera y hacer un pequeño inventario, para ver aquellos productos más perecederos que hayan podido verse afectados, o bien descartarlos o bien consumir los primeros. Para minimizar el desperdicio en futuros apagones, se recomienda mantener el congelador lo más lleno posible, evitar abrir la puerta del frigorífico y contar con un termómetro de nevera para evaluar la temperatura.