¿Sabías que el 80% del envejecimiento depende del estilo de vida y no de la genética? Por eso es tan importante insistir, en este momento en el que cada vez se habla más de la longevidad, en que hay que ponerse manos a la obra para tratar no solo de vivir más, sino de vivir mejor. Más cantidad de años vividos, pero con calidad de vida. Así lo considera el doctor Rafael Guzmán, especialista en Medicina de estilo de vida y psiconeuroinmunología, autor del libro Llegar joven a viejo (publicado por Espasa), en el que nos propone hábitos saludables que están en nuestra mano para conseguir ralentizar y mover hacia atrás las manillas del reloj biológico.
Cada vez hay más consenso en que no se trata solo de vivir más, sino de vivir mejor, ¿verdad?
Efectivamente, pienso que al ser humano lo que verdaderamente le importa no es envejecer, sino cómo se envejece. En los países occidentalizados se han conseguido poblaciones más longevas, pero enfermas y dependientes de fármacos y creo que este no debería de ser el objetivo de nuestros sistemas de salud. Deberíamos luchar por conseguir tener abuelos longevos pero llenos de vitalidad y con buena capacidad cognitiva. A elegir prefiero la calidad a la cantidad.
En los países occidentalizados se han conseguido poblaciones más longevas pero enfermas y dependientes de fármacos
De hecho, el título de su libro ya es toda una declaración de intenciones: llegar joven a viejo. Un juego de palabras que deberíamos tomarnos muy en serio, ¿no cree?
Así es, tendríamos que ponernos como objetivo morirnos muy vivos, ya que por desgracia cada vez hay más personas que cronológicamente son jóvenes, pero biológicamente están muy envejecidas. El llegar joven a viejo no es algo utópico, hay zonas en nuestro planeta (zonas azules) en las que hay muchos centenarios más jóvenes que muchos de nuestros sexagenarios.
¿Qué papel juega la genética en el envejecimiento y qué podemos hacer para contrarrestar sus efectos?
En el ámbito del envejecimiento, la genética constituye un 25-30 % del peso, el resto es epigenética, es decir son los hábitos y estilo de vida lo que hace que las manillas de nuestro reloj biológico avancen más o menos rápido.
Vivimos más, la esperanza de vida en España es muy alta, pero ¿cree que llegamos a las etapas finales con suficiente calidad de vida?
La esperanza de vida es un indicador estadístico que realmente nos puede inducir a error, ya que la esperanza de vida no es sinónimo de calidad de vida. Este término no muestra nuestro potencial de longevidad ni de salud. En España la esperanza de vida a principios y mediados del siglo XX no superaba los 40-50 años, sin embargo, nuestros abuelos y bisabuelos soplaron muchos de ellos las 70 y 80 velas. Es la mortalidad infantil lo que más influye en este marcador, por lo que si una persona consigue superar los primeros años de vida, la esperanza de longevidad puede aumentar drásticamente. Por tanto, creo que hay que abogar por mejorar la esperanza de longevidad y de salud más que la esperanza de vida. Longevidad saludable ese debería ser nuestro objetivo.
¿Qué cambios básicos deberíamos hacer en nuestro estilo de vida si queremos vivir más y, sobre todo, mejor?
Lo más importante es tener presente que por muy pequeño que sea el cambio, la respuesta siempre será positiva. Para vivir más y mejor, debemos de empezar por el respeto y la fidelidad hacia nosotros. Respetar las leyes que nos gobiernan desde un punto de vista psicosociobiológico sería la clave. Vivir acorde a nuestros principios, tener un propósito de vida, respetar el biorritmo y las horas de sueño nocturno, huir del sedentarismo y del estrés, intentar buscar calma mental, sociabilizar, mantener una buena capacidad olfativa, una adecuada nutrición, etc, son algunas de las claves para ralentizar el envejecimiento. Esto y mucho más es lo que desarrollo en el libro.
Creo que hay que abogar por mejorar la esperanza de longevidad y de salud más que la esperanza de vida. Longevidad saludable ese debería ser nuestro objetivo
Vivimos demasiado rápido, no llegamos a todo, ¿es esto contraproducente para nuestra longevidad?
El estado de alerta permanente y el estrés crónico catalizan todos los factores de envejecimiento conocidos. Es un verdadero Tsunami que nos puede y suele condenar a visitar el hospital o la morgue. O aprendemos o decir no, a bajar el ritmo o a implementar estrategias para mitigar el daño que nos hace el estrés o al final es difícil que no tributemos con nuestra salud.
El estrés crónico, la falta de un descanso de calidad, el sedentarismo... ¿Cuáles diría que son los principales enemigos de nuestra longevidad?
Esos son factores muy conocidos, pero existen otros muchos muy importantes como el no tener un motivo por el que levantarse cada día, sentirse solo, tener infecciones repetitivas, la exposición a tóxicos, los niveles de azúcar en sangre, el déficit de antioxidantes etc. Pero quizás la falta de horas de sueño, el sedentarismo y una mala nutrición sea un trío que nos acorte la vida más rápido de lo que sospechamos.
En el libro apunta que si quieres perder peso, empieza por bajar un poco los grados de la calefacción de tu casa. ¿Qué nos aporta esta medida?
La exposición al frío intermitente y obligar a nuestro cuerpo a que eleve la temperatura puede contribuir a mantener a raya a algunas enfermedades metabólicas. Esto influye sobre la eficiencia de nuestro tiroides, sobre la producción de un tipo de grasa que se denomina parda que salvaguarda nuestra salud, sobre la tasa metabólica basal etc
El exponernos a frío de manera intermitente es una estrategia que nos puede ayudar a llegar más sanos a viejos e incluso más felices. Lo explico y referencio todo en el libro.
¿Qué alimentos no deberían faltar en nuestra despensa si queremos envejecer mejor?
Son muchos los alimentos que impactan muy positivamente en nuestra salud, entre ellos están el aceite de oliva virgen extra, la granada, el aguacate, los frutos rojos, las alcaparras, las manzanas, la cebolla, el pescado, el marisco, la carne de pasto, el huevo ecológico, la cúrcuma, etcétera.
Quizás la falta de horas de sueño, el sedentarismo y una mala nutrición sea un trío que nos acorte la vida más rápido de lo que sospechamos
¿Piensa que no siempre le damos a nuestro reloj biológico la importancia que requiere?
Pienso que no se la damos casi nunca. No vivimos pensando en nuestra edad biológica, pensamos en la cronológica y esta no sirve de nada, solo nos marca el cumpleaños, la edad de jubilación o nos capacita para votar en unas elecciones, pero poco sirve como marcador de salud.
¿Qué importancia cree que tienen la salud mental y emocional en el envejecimiento?
Pues depende al cien por cien de la salud mental, al igual que la mental está fuertemente influencia por la salud física. Esta pregunta espero que en breve no se formule más porque será señal de que al fin habremos dejado de estar bajo la influencia de la teoría insostenible de Descartes que tanto daño nos ha hecho y nos sigue haciendo. Cuerpo y mente son indisociables. Podemos sufrir un dolor articular, problemas digestivos o asma por un conflicto psicoemocional y tratando ese conflicto se puede llegar a corregir el problema físico, pero igualmente podemos tener un problema emocional e influyendo sobre el cuerpo podemos mejorar la condición psicoemocional. El ejemplo más evidente es que por ejemplo sabemos que las personas que hacen deporte regularmente tienen un 25 % menos de probabilidad de sufrir una depresión y que las personas con ansiedad y depresión pueden mejorar sus síntomas hasta en un 47% cuando practican deporte al aire libre.