La comida debería ser un placer, una fuente de energía y bienestar, pero para muchos se convierte en una cadena invisible que dicta emociones, hábitos y pensamientos. Cuando la alimentación deja de ser una elección consciente y se transforma en una respuesta automática a la ansiedad, el estrés o la culpa, es fácil caer en un ciclo difícil de romper. Nos volvemos esclavos de lo que comemos, persiguiendo la satisfacción en cada bocado pero encontrando solo frustración y desequilibrio. Comprender esta relación y aprender a reconectarnos con la comida de forma sana es el primer paso para liberarnos. Y a eso es a lo que quiere ayudarnos el dietista y experto en psiconeuroinmunología clínica Endika Montiel, que ha publicado su libro Esclavos de la comida, y con quien hemos tenido la ocasión de hablar.
El título del libro no puede ser más explícito: ¿por qué piensa que hemos llegado a un punto en el que somos esclavos de la comida?
Porque la industria alimentaria, el marketing y la desconexión con nuestro cuerpo nos han llevado a depender emocional y fisiológicamente de ciertos alimentos. No comemos para nutrirnos, sino para calmar vacíos, estrés, ansiedad… Nos hemos desconectado del verdadero propósito de la comida: sanar, dar energía y sostenernos.
¿Piensa que, de una vez por todas, debemos dejar de contar calorías?
Absolutamente. Contar calorías nos aleja de lo esencial: escuchar al cuerpo. No todas las calorías son iguales, y ese enfoque nos hace vivir en guerra con la comida, en vez de generar una relación consciente y armónica.
¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza cuando lee la palabra dieta?
Restricción, sufrimiento y fracaso a largo plazo. Por eso hablo más de “estilo de vida”, de hábitos sostenibles que nutran cuerpo, mente y emociones.
No todas las calorías son iguales, y ese enfoque nos hace vivir en guerra con la comida, en vez de generar una relación consciente y armónica
¿Y qué le diría a esas personas que afirman que se pasan casi toda su vida a dieta?
Que no es culpa suya. Que han sido víctimas de un sistema que les ha hecho creer que el problema es su falta de fuerza de voluntad, cuando en realidad lo que falla es el enfoque. Hay otra forma de vivir, más intuitiva y conectada.
¿Cuál es su opinión sobre la tendencia de que tenemos que sanar nuestra relación con la comida?
Es fundamental. Comer va más allá de nutrientes y macros: implica emociones, traumas, cultura y autoestima. Sanar la relación con la comida es, en el fondo, sanar la relación con uno mismo.
¿Puede llegar a ser contraproducente tener tanta información si no somos capaces de interpretarla correctamente?
Sí, absolutamente. El exceso de información nos paraliza. Por eso en el libro trato de simplificar, de devolver al lector al sentido común, a la intuición y a las bases que no fallan: real food, presencia y coherencia.
Sanar la relación con la comida es, en el fondo, sanar la relación con uno mismo
¿Cuáles serían los pasos fundamentales para empezar a romper con nuestros malos hábitos a la hora de alimentarnos?
- Dejar de vivir en piloto automático.
- Revisar nuestras emociones al comer.
- Conectar con señales reales de hambre y saciedad.
- Tener un entorno que facilite decisiones saludables.
- No buscar perfección, sino conciencia.
¿Hay alimentos que deberíamos descartar de nuestra cesta de la compra?
Sí: los ultraprocesados, los productos cargados de azúcares añadidos, aceites vegetales refinados, harinas refinadas y todo aquello que viene en envases llenos de promesas falsas y etiquetas engañosas.
¿Y cuáles serían nuestros mejores aliados ahora que vamos camino de los meses más calurosos del año?
Frutas de temporada, agua con sal marina, smoothies naturales, alimentos hidratantes como pepino o sandía, y muchas comidas ligeras pero nutritivas. El cuerpo pide frescura, no sobrecarga.
¿Cuáles piensa que son los principales falsos mitos sobre la alimentación que deberíamos desmontar?
- Que hay que comer 5 veces al día.
- Que el desayuno es la comida más importante.
- Que las grasas son malas.
- Que comer sano es aburrido o caro.
- Que lo importante son las calorías, no la calidad.
Deberíamos descartar de la dieta los ultraprocesados, los productos cargados de azúcares añadidos, aceites vegetales refinados, harinas refinadas y todo aquello que viene en envases llenos de promesas falsas y etiquetas engañosas
Hablas de la importancia de la microbiota y el ayuno consciente. ¿Cómo pueden estos conceptos transformar nuestra relación con la comida?
La microbiota es nuestro segundo cerebro: afecta cómo digerimos, pensamos, dormimos y sentimos. Y el ayuno consciente no es dejar de comer, es volver a escuchar cuándo y por qué comemos. Ambos enfoques nos devuelven soberanía sobre nuestro cuerpo.
¿Qué mensaje principal esperas que los lectores se lleven después de leer tu libro?
Que tienen el poder de liberarse. Que no están rotos, que no están solos. Que pueden romper con los patrones que los esclavizan y volver a vivir una relación libre, intuitiva y placentera con la comida.