El caso de Luigi Mangione ha capturado la atención pública en un nivel impresionante. Acusado de asesinato de primer grado de Brian Thompson, CEO de UnitedHealthcare, el italiano no solo es conocido por sus crímenes, sino por su atractivo físico, que ha desatado una ola de seguidores a nivel mundial.
Pero la devoción por Luigi Mangione no se ha quedado en lo material. Miles de cartas de admiradores han inundado su celda, algunas con propuestas de matrimonio incluidas. En Threads, la usuaria @emma_bones24 compartió una respuesta manuscrita del propio Luigi Mangione, desatando una nueva oleada de fascinación. En Facebook, en cuestión de días, bajo la denominación “Cutie McShooty”, miles de usuarios crearon una red dispuesta a debatir sobre la ‘injusticia’ de su caso y, de paso, compartir fotografías antiguas suyas, y otras hasta editadas con filtros vintage.
El atractivo del crimen, sin embargo, no es un fenómeno nuevo. En los años 30, Bonnie Parker y Clyde Barrow fueron transformados en una versión temprana de celebridades rebeldes por los periódicos de la época.
The Dallas Morning News los describía como “los amantes del peligro”, mientras que el Chicago Tribune hablaba de su historia de amor como un desafío romántico al sistema. Décadas después, la fascinación por figuras como Ted Bundy o Richard Ramirez demostraría que la atracción por los criminales no era un caso aislado, sino un patrón recurrente con nombre propio: hibristofilia.
¿Qué es la hibristofilia?
Aunque el caso de Luigi Mangione parece tener más que ver con su atractivo, que con esta parafilia por los criminales (de momento, además, judicialmente solamente está acusado), su estética parece haber eclipsado la gravedad de su posible crimen.
La hibristofilia define la atracción sexual o emocional por individuos que se sabe que han cometido crímenes violentos, y tiene raíces en una serie de factores psicológicos.
Desde patrones de apego disfuncionales hasta la búsqueda de emociones extremas, la hibristofilia no es solo una inclinación morbosa, sino una manifestación de dinámicas emocionales más profundas. La creencia de que estos criminales pueden ser ‘salvados’ o ‘redimidos’ otorga a quienes los idealizan un sentido de propósito y control sobre la narrativa.
Este fenómeno tiene sus raíces en diversas dinámicas psicológicas que, en muchos casos, se mezclan con la idealización de la figura del criminal. A menudo, la hibristofilia puede estar vinculada a la creencia de que estas personas son "románticas" o "rebeldes", una visión que distorsiona su comportamiento y se enfoca solo en lo que resulta atractivo o emocionante, sin tener en cuenta las consecuencias de sus actos.
¿Por qué algunas personas se sienten atraídas por los criminales?
Los motivos detrás de esta fascinación por personas peligrosas o problemáticas son complejos y pueden estar relacionados con varios factores emocionales y psicológicos. Según un artículo publicado por Joan Francesc Serra Pla, psicólogo clínico adjunto en la Unidad de salud y bienestar mental del Hospital Quirónsalud Digital, en la página web de esta institución sanitaria, la atracción hacia los delincuentes puede surgir de una serie de factores que afectan profundamente la percepción que una persona tiene sobre las relaciones y el amor:
- Patrones de apego disfuncionales: Si una persona ha experimentado relaciones problemáticas o inseguras en su infancia, puede sentirse atraída por dinámicas similares, buscando lo que le resulta familiar, aunque eso sea emocionalmente dañino.
- Baja autoestima: Las personas que no se sienten seguras de sí mismas o que tienen una visión negativa de su propio valor pueden buscar validación en relaciones que no son saludables. Esto se traduce en una atracción por personas que no las tratan bien, pero que, de alguna forma, logran llenar un vacío emocional.
- El deseo de "rescatar" a alguien: Muchas personas que se sienten atraídas por los delincuentes creen que pueden cambiar o salvar a la persona, dándoles un sentido de propósito o control sobre la relación.
- Falta de límites personales: La incapacidad para poner límites claros en una relación puede hacer que alguien se atraiga por una persona tóxica. Sin darse cuenta, estas personas a menudo permiten que el delincuente las manipule o las trate mal, pasando por alto los comportamientos dañinos.
- Adicción a la emoción y el caos: Para algunos, la intensidad de las relaciones con criminales representa una forma de vivir al límite, buscando la adrenalina que genera la imprevisibilidad y el peligro.
Señales de la hibristofilia: ¿Cómo detectar esta atracción?
Aunque la hibristofilia no siempre es evidente, existen ciertos patrones que pueden indicar que una persona está fascinada por los criminales. El psicólogo señala algunos de estos signos, que aunque comenta que pueden variar, a menudo incluyen:
- Fascinación por criminales famosos: Si alguien parece obsesionarse con delincuentes notables, consumiendo constantemente noticias sobre sus crímenes, y en ocasiones los idealiza, pasando por alto sus actos violentos, es posible que esté experimentando hibristofilia.
- Historial de relaciones con personas problemáticas: Las personas que buscan relaciones con individuos que tienen antecedentes criminales o problemas con la ley pueden estar repitiendo un patrón de atracción hacia lo prohibido o lo dañino.
- Búsqueda constante de emociones intensas: Aquellos que sienten que su vida carece de emoción o que buscan constantemente situaciones de alto riesgo o desafiantes pueden sentirse atraídos por la idea de una relación con un criminal.
- Dificultad para establecer límites: Las personas con hibristofilia a menudo toleran o incluso justifican comportamientos abusivos de sus parejas, debido a su incapacidad para poner límites saludables en la relación.
Más allá de la fascinación
Aunque la hibristofilia puede ser vista como una fascinación superficial por los criminales, esta atracción tiene repercusiones profundas en las personas que la experimentan. Idealizar a los delincuentes puede llevar a tomar decisiones que son emocionalmente destructivas y que refuerzan comportamientos tóxicos en las relaciones. Las personas que padecen esta parafilia a menudo no reconocen los daños que les están infligiendo a sí mismas, ya que se concentran en una idealización distorsionada del otro, olvidando la gravedad de sus acciones.
Es fundamental comprender que la atracción hacia los criminales no debe confundirse con un amor genuino o una relación sana. Es un fenómeno psicológico complejo que, en muchos casos, puede llevar a situaciones peligrosas y poco saludables.
En última instancia, la fascinación por los criminales, como la de Luigi Mangione, no es una moda ni una tendencia pasajera, sino una manifestación de procesos psicológicos más profundos y oscuros que merecen una reflexión cuidadosa y terapia. El problema radica en la distorsión de la realidad que genera esta fascinación.
Esta atracción por lo prohibido nos obliga a cuestionarnos qué realmente entendemos por amor, poder y rebeldía, y a recordar que las figuras de la cultura popular, por más atractivas que sean, no deben ser idealizadas sin considerar las consecuencias de sus acciones.