chica pensativa cafe mirando ventana© Getty Images

Psicología

¿Prisionera del ayer? Así influye la nostalgia en tu bienestar emocional

Echar demasiado la vista atrás, y comparar momentos, impide disfrutar el día a día. Sigue estos consejos para dejar de hacerlo y para comenzar a vivir como mereces.


1 de marzo de 2025 - 12:00 CET

Seguro que alguna vez has visto una película en la que los personajes se sienten atrapados en el pasado, como en Regreso al futuro, donde Marty McFly viaja a los años 50 y se encuentra con la versión joven de sus padres. Puede que, en cambio, recuerdes más producciones en las que los personajes imaginan cómo habría sido su vida si hubieran cambiado determinados comportamientos o vivieran en otros lugares. Podría ser el caso de La La Land, donde los dos protagonistas sueñan con cómo sería su vida si las cosas hubieran sido diferentes, o ese final abierto que a todos nos hizo elegir el amor en Un cuento perfecto. Estas historias reflejan un fenómeno que todos conocemos bien: la nostalgia

Para ti que te gusta

Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!

Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.

Este contenido es solo para suscriptores.

Suscríbete ahora para seguir leyendo.

TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.

Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.

chica mirando ventana sonriendo© Getty Images

Los seres humanos tenemos una tendencia natural a ver el pasado como una especie de paraíso perdido, como si todo lo que hubiéramos vivido antes superara a lo que vivimos hoy. 

¿Quién no ha dicho alguna vez eso de “cualquier tiempo pasado fue mejor”? Pero lo que suele ocurrir es que, más que una realidad objetiva, esta percepción del pasado es en gran parte una construcción de nuestra mente, influenciada por esa nostalgia que vemos continuamente en las películas, pero que sentimos en nuestro día a día.

El pasado se nos queda anclado. Este fenómeno, que guarda explicación psicológica, explica muchas de las situaciones que vivimos día tras día, como esa en la que te encuentras con alguien que no veías hace años y, al instante, te transportas a ese momento de tu vida, e incluso, comienzas a comportarte como hacías antaño cuando estabas junto a ella. 

Pero esto no sucede solo por la persona en sí, sino porque ciertos lugares, situaciones o recuerdos activan en tu mente ese vínculo con lo que ya hemos vivido, un recuerdo arraigado que se queda marcado, y que, cuando lo revivimos, nos sentimos como éramos entonces, con las emociones y comportamientos que teníamos en ese momento.

© Getty Images

La nostalgia es necesaria (en su dosis justa)

Aunque a veces pensar en el pasado nos puede poner tristes, la nostalgia también tiene un lado positivo. En algunos estudios, se ha descubierto que pensar en momentos felices del pasado puede elevar nuestro ánimo, reducir el dolor e incluso aumentar nuestra temperatura corporal. 

Esto tiene sentido si lo pensamos desde el punto de vista evolutivo. Nuestros ancestros probablemente recurrían a estos recuerdos para sentirse reconfortados y buscar refugio o comida cuando las temperaturas bajaban. Es algo así como cuando tenemos frío de noche, nos acurrucamos y pensamos en momentos o inventamos historias para sentir calor. 

Investigadores como Hal Hershfield y Cassie Mogilner de la Universidad de California encontraron algo fascinante: nuestro cerebro, cuando tiene la opción, prefiere revivir momentos felices del pasado antes que recibir una recompensa económica. 

Es así: preferimos la felicidad que nos trae un buen recuerdo, que lo material.

© Getty Images

Vivir en el pasado aumenta tu malestar

Sin embargo, hay una trampa en todo esto. El problema es que esa idealización del pasado puede llevarnos a tener expectativas poco realistas sobre nuestro presente o futuro. Es fácil pensar que no hemos logrado todo lo que queríamos, que no hemos cumplido nuestros propósitos. Y es que nuestra memoria tiende a filtrar los momentos negativos. 

Lo que conocemos como el "sesgo de positividad" hace que recordemos las cosas de forma más positiva de lo que realmente fueron. Este fenómeno nos da una visión distorsionada de la realidad, haciéndonos creer que antes las cosas eran más fáciles, más simples o mejores de lo que realmente fueron. 

La nostalgia activa recuerdos y emociones del pasado, lo que puede hacernos sentir desconectados del presente. 

Al enfocarnos en lo que fue, podemos pasar por alto las oportunidades y experiencias que nos ofrece el aquí y ahora. Al final, si no estamos atentos, podemos olvidarnos por completo de aprovechar el presente. 

© Getty Images

Estrategias para vivir en el presente

La clave para que todo esto no suceda está en aprender a equilibrar los buenos recuerdos con la realidad de lo que vivimos hoy, sin dejar que el pasado nos impida ver todo lo bueno que está por venir. 

Pero, ¿cómo podemos hacerlo? Hay varias estrategias que podemos llevar a cabo para tratar de que gestionar la nostalgia. No se trata de no sentirla (es inevitable), pero sí de saber controlarla y dejarle el espacio justo, esa dosis necesaria para sentirnos bien. 

Algunos consejos del  Dr. Jaume Guinot, en Mundo Psicólogos, son los siguientes:

  • Reestructuración cognitiva: Identificar y desafiar pensamientos que idealizan el pasado nos permite ver la realidad con mayor objetividad y apreciar las cualidades positivas del presente.  "En muchas ocasiones nos cuesta olvidar el pasado porque tenemos la costumbre de pensar en negativo. De este modo, estos pensamientos negativos hacen que estemos constantemente en un ciclo vicioso que nos hace anclarnos en el pasado. Por lo tanto uno de los motivos para poder olvidar el pasado es cambiar estos pensamientos negativos por positivos", comenta en Mundo Psicólogos el experto en salud mental. 
  • Establecimiento de metas: Fijar objetivos a corto y largo plazo nos motiva a mirar hacia el futuro y a comprometernos con nuestro crecimiento personal.  Como comenta el experto en la plataforma de Psicología: "La forma más efectiva de dejar el pasado atrás es concentrarte en lo que viene. Establecer metas y objetivos para el futuro te dará dirección y motivación para seguir adelante". 
  • Deja de intentar impresionar y complacer a los demás:  Si siempre sientes que no te entienden, es probable que estés buscando aprobación constante. Para superar el pasado, debes dejar de complacer a los demás y empezar a tomar decisiones para ti mismo. Esto te liberará de la frustración y te permitirá avanzar sin la carga de las expectativas ajenas. 

Además, una de las estrategias más eficaces es la de practicar la gratitud diaria, una manera ideal de enfocarnos en los aspectos positivos de nuestra vida actual, fortaleciendo nuestro bienestar emocional. 

También, el mindfullness puede ayudar a tomar conciencia plena de la situación que se está viviendo, a ser conscientes de que, aunque efectivamente hay alegría en el pasado, también podemos encontrarla en el presente. 

Un último tip: distraerse. Hacer actividades que nos gusten, consecuentemente, nos ayuda a darnos cuenta de que no estamos tan mal, y de que siempre podemos seguir divirtiéndonos y encontrar alegría en actividades del día a día.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.