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Eva García, autora del libro Sinergología© @evagarciasinergologia

Eva García, experta en sinergología: 'El lenguaje corporal nos permite ver la vida con subtítulos, que pueden indicarnos lo contrario a lo que la persona afirma'

La escritora y conferenciante, además de estar considerada la mejor experta en sinergología en español a nivel mundial nos habla de esta disciplina que nos hará ver a los demás de una manera distinta ya que aprenderemos a comprender mejor su lenguaje corporal. 


25 de febrero de 2025 - 18:21 CET

Es probable que jamás hayas oído hablar de la sinergología, pero si te decimos que está relacionada con interpretar bien el lenguaje corporal, seguro que te interesará. Se trata de una disciplina que se encarga de interpretar y analizar la comunicación no verbal inconsciente. A través de ella, es posible comprender mejor a nuestro interlocutor mediante la observación de su lenguaje corporal. Tal como afirma Eva García, sinergóloga y autora del libro 'Sinergología. Aprende a decodificar el lenguaje corporal de quienes te rodean' (Ed. Cúpula), nos puede ayudar a mejorar nuestra capacidad para interpretar el lenguaje no verbal, ayudándonos a descifrar el verdadero significado de los gestos y movimientos, y elevando nuestra comunicación a un nivel superior.

Además, Eva García Ruiz desmonta mitos arraigados sobre el lenguaje corporal y revela cómo nuestros propios sesgos y creencias pueden distorsionar la interpretación del comportamiento ajeno. Con un enfoque claro y objetivo, este libro se convierte en una guía práctica para analizar el lenguaje corporal con precisión. Con ella hemos hablado sobre la sinergología y esto es lo que nos ha contado. 

gestos© Free People

Sinergología es un libro que promete transformar nuestra comprensión del lenguaje corporal. ¿Qué te llevó a escribirlo y cuál fue el mayor reto al plasmar esta disciplina en un formato accesible para todos?

Era una idea que tenía en la cabeza hacía tiempo, ya que cada vez que imparto una conferencia o doy un curso en alguna compañía, los asistentes se quedan con ganas de profundizar un poco más y sobre todo, me preguntaban por un libro mío, escrito con mis palabras y tal como suelo explicar yo misma la disciplina. Lo cierto es que el gran mérito es de Leticia, mi editora de Libros Cúpula. Fue ella quien me propuso la idea de escribir en un lenguaje divulgativo para tratar de conseguir acercar a todo el mundo a la sinergología. Este ha sido el reto más grande ya que, aunque trato siempre de transmitir los conceptos de manera cercana, el libro no debía parecer un manual de texto, ni ser pesado ni extenderse en terminología muy científica. El mayor esfuerzo ha sido el intentar mantener siempre el trasfondo de rigor y la base científica llevándolo a un lenguaje que resulte ameno y que estimule la curiosidad del lector.

En el libro desmitificas muchas creencias populares sobre el lenguaje no verbal. ¿Cuál dirías que es el mito más extendido y por qué es tan difícil erradicarlo?

La creencia de que cuando alguien no nos mira a los ojos nos está mintiendo u ocultando algo. Tenemos arraigadas diferentes convicciones en nuestro interior sobre qué movimientos suele realizar alguien que no está siendo sincero y, la verdad, es que no son más que eso, creencias. La más frecuente seguramente es la de desconfiar de la persona que no nos sostiene la mirada al hablar, especialmente en culturas latinas, donde las interrelaciones personales se dan con mucha cercanía en el contacto por regla general. La realidad es que una persona no sostiene la mirada por muchos motivos, que pueden oscilar desde su timidez, a razones culturales (en determinados países resulta ofensivo o agresivo) a simplemente estar pensando en algo que tengo que ir a buscar a mi memoria. Para poder localizar información en la memoria, me veo obligado, de manera no consciente, a apartar la mirada de mi interlocutor para poder encontrar esa información antes de volver a nuestra conversación.  

Uno de los mitos más extendidos es que cuando alguien no nos mira a los ojos nos está mintiendo (...) Puede simplemente estar pensando en algo que tengo que tiene que buscar en la memoria. Para ello, me veo obligado, de manera no consciente, a apartar la mirada de mi interlocutor para poder encontrar esa información antes de volver a nuestra conversación.  

Eva García, sinergóloga

Hablas de cómo nuestra intuición a menudo nos engaña cuando intentamos interpretar el lenguaje corporal de los demás. ¿Podrías darnos un ejemplo concreto de una situación cotidiana en la que esto sucede?

Vemos a alguien nervioso en un juicio por televisión y pensamos que miente. A esto lo llamamos sesgo Pigmalión y es que, cuando creemos ver un mentiroso nuestro cerebro nos sesga y, de alguna manera, lo construye ya que nos impide ver otras señales. Nos sucede habitualmente en situaciones o comportamientos que consideramos anómalos. Lo distinto nos pone en guardia y hace que se activen nuestras alertas, mientras que lo que nos es familiar o nos resulta cercano nos pasa más desapercibido. Y ahí es donde nos puede engañar.

Libro Sinergología

Si la intuición no siempre es fiable, ¿qué estrategias nos recomiendas para mejorar nuestra capacidad de leer el lenguaje no verbal de manera más objetiva?

Un primer consejo podría ser el ver algunos programas de televisión sin volumen y volverlos a ver de nuevo ya escuchando los diálogos. Nos va a sorprender porque nos vamos a dar cuenta de que el cuerpo y las palabras se corresponden en muchos casos mucho menos de lo que nos parece a simple vista y hay que “entrenar” el ojo para poder detectar esas señales.

Uno de los temas que tratas en el libro es la relación entre los sesgos cognitivos y la interpretación del comportamiento ajeno. ¿Cómo podemos entrenarnos para reducir la influencia de estos sesgos en nuestro día a día?

El más sencillo es respirar antes de reaccionar. Me refiero a darnos un poco de tiempo antes de lanzarnos a interpretar. Un sesgo es un atajo cerebral, una vía corta que utiliza en muchos casos nuestra mente para ahorrar energía. Si queremos comenzar a poder entender mejor el comportamiento de los demás, tenemos que comenzar a desarrollar una mirada menos precipitada y más objetiva, sin dejarnos llevar por las primeras apariencias o sensaciones, ya que pueden ser engañosas.

Si yo trato deliberadamente de hacer determinados movimientos para aparentar, por ejemplo, mayor seguridad sin realmente sentirla, lo que va a ocurrir es que mi cuerpo va a producir tanto los movimientos que provoco como todos los derivados de lo que realmente siento. Esto genera en el interlocutor una sensación de falta de autenticidad y va a desconfiar

Eva García, sinergóloga

Mencionas que la sinergología clasifica más de 1.200 movimientos corporales. ¿Cuáles son los más relevantes para la comunicación diaria y por qué?

Cuando el cuerpo realiza un esfuerzo mayor y “gasta” más energía, nos tiene que saltar una alerta porque hay algo relevante detrás. Y es que consumimos más energía para cambiarnos de posición en la silla o cruzarnos de piernas, por ejemplo que para parpadear. Así que, cuando veamos que alguien realiza un gran movimiento pongamos nuestras antenas alerta porque algo importante está sucediendo

En términos de detección de mentiras, explicas que no existen señales universales de engaño. ¿Cómo podemos entonces identificar si alguien no está siendo completamente sincero con nosotros?

Más bien lo que podemos decir que no existe es un movimiento concreto que nos pueda asegurar que alguien miente. Por ejemplo, si pensamos en el rascado de la nariz, que también está lleno de mitos en comunicación no verbal, simplemente porque alguien realice ese gesto no va a significar que esté mintiendo o no. No existe como tal la nariz de Pinocho.

La detección de mentira es bastante más compleja y requiere de una técnica de preguntas específica y de una observación global del cuerpo.

En nuestro día a día lo que podemos observar son incoherencias entre el verbal y el no verbal, sin que necesariamente tenga porqué haber una mentira debajo. La mayor parte de las veces no decimos todo lo que pensamos y la sinergología nos ayuda mucho a poder leer mejor entre líneas lo que piensa y no necesariamente dice el otro.

Mujer hablando y gesticulando© Getty Images

La sinergología no solo se centra en la observación del otro, sino también en la coherencia corporal de uno mismo. ¿Cómo podemos trabajar nuestra propia comunicación no verbal para proyectar autenticidad y confianza?

No se puede forzar el cuerpo para que diga lo que no sentimos.

Siempre que oímos hablar de comunicación no verbal, automáticamente pensamos en nuestros propios gestos y, en especial, en el entorno profesional en cuales son los mejores para poder ser más convincentes. Lo cierto es que, cada pensamiento que tengo va a producir reacciones corporales, lo quiera o no. En estas circunstancias si yo trato deliberadamente de hacer determinados movimientos para aparentar, por ejemplo, mayor seguridad sin realmente sentirla, lo que va a ocurrir es que mi cuerpo va a producir tanto los movimientos que provoco como todos los derivados de lo que realmente siento. Esto genera en el interlocutor una sensación de falta de autenticidad, ya que aunque no sea ningún experto en no verbal, su cerebro va a detectar estas señales contradictorias y le va a hacer desconfiar.

Si quiero transmitir confianza tengo primero que sentirla y el cuerpo la reflejará de manera automática, sin que me tenga que preocupar por él.

La sinergología me permite ver las situaciones como con subtítulos. Los “subtítulos” van a completar lo que nos dicen indicándonos incluso en muchos casos, lo contrario de lo que la persona afirma.

Eva García, sinergóloga

En el ámbito profesional, ¿cómo puede ayudarnos la sinergología a mejorar nuestras interacciones en reuniones o negociaciones?

Lo sintetizaría diciendo que la sinergología me permite ver las situaciones como con subtítulos. Me refiero a que vamos a poder tener información adicional a todo lo que está ocurriendo a nivel verbal. Los “subtítulos” van a completar lo que nos dicen indicándonos incluso en muchos casos, lo contrario de lo que la persona afirma. En negociaciones me va a permitir descubrir muchos de los aspectos que generalmente están ocultos y en las reuniones puedo conseguir identificar qué partes del discurso interesan más, generan dudas, escepticismo o cuándo se ha desvinculado ya el interlocutor del proyecto del que estamos hablando. Por ejemplo, un cliente puede asegurarme que va a hacer todo lo posible por conseguir que vaya adelante nuestra propuesta de servicios y su cuerpo me puede estar dando al mismo tiempo señales de duda, rechazo y alejamiento, lo que me indica que no está tan convencido del tema como afirma.

También hablas de la aplicación de esta disciplina en las relaciones personales y familiares. ¿Podrías darnos algún ejemplo práctico de cómo interpretar mejor las señales de nuestros seres queridos?

En nuestras relaciones personales nos puede ayudar a entender mucho mejor cómo se encuentra la otra persona, aunque no lo manifieste verbalmentePor ejemplo, un párpado inferior que se contrae y desciende nos va a indicar que tiene un malestar profundo, aunque esté tratando de tranquilizarnos diciendo que no le ocurre nada.

Me sucedió en una situación personal, cuando llevábamos al niño a una excursión al observar sus cejas ¡reflejaban miedo!, aunque él no lo estaba verbalizando y decía que quería ir con sus compañeros. Nos permitió tranquilizarle, era verdad que quería ir pero, como es normal a determinada edad, le intimidaba lo desconocido.

En el libro destacas que no todos los movimientos tienen un significado directo y que el contexto es clave. ¿Cuál ha sido el error de interpretación más común que has visto en quienes empiezan a estudiar sinergología?

Lo condensaría en una palabra: impaciencia. Es muy habitual que tras una sesión en la que hayamos estudiado una serie de movimientos, como por ejemplo, los que realizamos con las manos o el cruzarse de brazos, se trate de encontrar sentido adicional en cada gesto de este tipo que se observa.

Por ejemplo, una persona que se cruza de brazos puede hacerlo simplemente por comodidad, sin estar cerrada ni molesta. Si nos precipitamos y vemos solo el cruce sin observar en este caso concreto, por ejemplo, si los hombros, manos, codos, están rígidos o no, nos equivocaremos al afirmar que la persona tiene reservas cuando solamente está más cómoda en esa postura.

Mujeres hablando en una reunión© Getty Images

En cuanto a la influencia cultural en el lenguaje corporal, mencionas algunas diferencias interesantes. ¿Hasta qué punto estas variaciones pueden afectar la interpretación sinergológica?

La práctica totalidad de los movimientos no conscientes y semiconscientes, que son los que estudia la sinergología, son universales y significan lo mismo en todas las culturas. Lo que ocurre es que en ciertas zonas del mundo nos movemos más y de manera más ostentosa, mientras que en otros las personas realizan menos movimientos. La cantidad o la amplitud de los gestos no va a influir en el significado. Lo importante es no dejarnos sesgar al desconfiar de alguien que se mueva poco ya que no está relacionado con que sea más o menos auténtico si no con su cultura de origen.

 La última conversación que yo pude mantener con mi padre cuando su cerebro ya no le dejaba articular palabras, fue gracias a la sinergología. Su cuerpo hablaba y él sí que podía entender mis palabras.

Eva García, sinergóloga

¿Podemos aplicar la sinergología en videollamadas o conversaciones digitales?

Se puede aplicar, de hecho lo aplicamos perfectamente. La videollamada nos va a mostrar una parte más reducida del cuerpo, pero no por ello menos rica en movimientos.

La única precaución que debemos tener es que en estas circunstancias de comunicación no podemos observar el entorno real de la persona con la que estamos hablando, por lo que habrá movimientos que tengamos que descartar porque puedan estar debidos a ese entorno y no a la conversación que estamos manteniendo. Si alguien pasa por detrás de la pantalla o le hace algún signo a esa persona, su cuerpo mostrará reacciones relacionadas con esa situación y no con nosotros.

De igual manera hay que tener en cuenta que en circunstancias de videollamada a la persona le están entrando otros mensajes en su dispositivo y, aunque no diga nada, su cuerpo va a estar reaccionando. Es decir, tenemos que ser un poco más prudentes en la interpretación y descartar algunos movimientos que pueden estar ligados a otros temas ajenos a los de nuestra reunión.

Has trabajado formando a profesionales en habilidades basadas en la neurociencia y la sinergología. ¿Cuál ha sido el caso más sorprendente o impactante en el que has aplicado estos conocimientos?

La aplicación de la disciplina es tan amplia que lo cierto es que en cada contexto, de alguna manera sorprende. He formado a profesionales que se dedican a ventas, recursos humanos, a la investigación privada, a la seguridad o la abogacía o la medicina, por ejemplo. En la aplicación práctica hemos tenido casos de negociaciones o de procesos de selección complejos donde he estado “infiltrada” que forman parte un poco de nuestro día a día.

Pero seguramente para mí lo más impactante fue un caso muy personal. La última conversación que yo pude mantener con mi padre cuando su cerebro ya no le dejaba articular palabras, fue gracias a la sinergología. Su cuerpo hablaba y él sí que podía entender mis palabras. No hay nada que pueda superar este recuerdo y mi agradecimiento a la disciplina a la que dedico desde hace años mi vida. 

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