Tú lo adviertes. Prevés que algo no muy bueno va a pasar, pero no te hacen caso. Si te sientes frustrada cuando tus advertencias o predicciones no son tomadas en serio por las personas de tu entorno, por quienes te rodean, tal vez tengas lo que se conoce como síndrome de Casandra. “A menudo, estas predicciones son sobre eventos negativos futuros, y la persona siente angustia al no ser escuchada”, nos adelanta Rosana Plaza, Psicóloga experta en Mindfulness, Sexología y Terapia de Pareja de Psicopartner.
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Esta dinámica se observa con frecuencia en personas que tienen una elevada intuición, pero cuyas preocupaciones o predicciones no son tenidas en cuenta por los demás. “Se trata de un síndrome que puede tener un impacto significativo en la salud mental y emocional de quienes lo padecen, manifestándose a través de varios rasgos que pueden afectar a su vida diaria”, comenta Plaza.
El término síndrome de Casandra fue acuñado por el filósofo francés Gastón Bachelard en 1949. “El concepto se refiere a personas que hacen predicciones sobre el futuro, generalmente de corte catastrofista, que los demás no creen. Este hecho tendría un impacto negativo sobre la persona que lo sufre, al no sentirse comprendida por su entorno”, nos cuenta Ángela López Barreiros, psicóloga en Consulta Despertares Madrid-Retiro.
La persona que lo sufre no se siente comprendida por su entorno, lo que puede tener un impacto significativo en su salud mental y emocional
¿Cuál es el origen de este complejo?
Para poder comprender en qué consiste el Síndrome de Casandra, tenemos que remontarnos a la mitología de la Antigua Grecia, tal y como nos explica Ángela López Barreiros, en concreto a la hija de los reyes de Troya, que será quien de nombre a este síndrome. Casandra era una sacerdotisa, de quien Apolo se enamoró. Él se ofreció a otorgarle el don de la clarividencia a cambio de que la princesa lo correspondiera amorosamente. Al negarse, Apolo la condenó a que los demás no creyeran sus profecías. De esta manera, nadie escuchó a Casandra cuando vaticinó la caída de la ciudad de Troya, provocando un gran dolor a la princesa, que no pudo hacer nada por evitar la masacre.
¿Cuáles son los rasgos con los que se manifiesta?
La psicóloga de Consulta Despertares nos explica que este síndrome se presenta como una serie de afecciones que pueden generar inquietud en quien lo padece. Sin embargo, aunque pueda conllevar malestar, no es un trastorno clínico, sino un conjunto de síntomas o rasgos, entre los que destacan, tal y como explican ambas expertas, los siguientes:
- Bajo estado de ánimo: al no sentirse comprendidas por los demás, lo que suele conllevar también un gran sentimiento de frustración.
- Miedo: sensación de estar constantemente en alarma, pensando que algo malo va a suceder. En ocasiones, este miedo anticipatorio puede provocar lo que se conoce como profecía autocumplida, aquella que se cumple solo por ser expresada. Las personas que experimentan el complejo de Casandra también pueden desarrollar temor ante la falta de credibilidad de los demás.
- Fobia social: al haber sido juzgadas anteriormente por sus ideas, es probable que las personas que presentan el síndrome de Casandra se aíslen o ignoren su intuición por miedo a ser rechazadas de nuevo. Se pueden producir aislamiento social y dificultades en las relaciones interpersonales debido a la falta de credibilidad y a la sensación de no ser comprendido.
- Disminución de la autoestima: es muy común que ellas mismas acaben dudando de su propio criterio. La persona duda de su propia percepción de la realidad, contagiándose de la incredulidad de los demás.
- Preocupación constante por el futuro: la persona siente una ansiedad continua sobre lo que está por venir.
- Frustración por no ser escuchado: existe un sentimiento de impotencia al ver que las predicciones se hacen realidad sin que nadie haya actuado.
- Estrés y ansiedad: la falta de validación genera un estado crónico de estrés y posible depresión.
“En caso de que este complejo ocurra de manera profunda o reiterada en el tiempo, puede llegar a provocar una herida traumática, dando lugar a una gran sensación de soledad y retraimiento, así como evitar exponer nuevas ideas en el futuro o incluso dudar sobre la propia cordura”, apunta Ángela López Barreiros.
Lo pueden mostrar personas con una alta inteligencia emocional, pues muestran una mayor intuición y tienden a ser más reflexivas
¿Hay personas que tienen un mayor rasgo de padecerlo?
Nos planteamos si hay personas que pueden tener un mayor riesgo de desarrollar este síndrome. “Estos rasgos se han observado sobre todo en personas con una alta inteligencia emocional, debido a que muestran una mayor intuición, tienden a ser más reflexivas y a experimentar un contacto más estrecho con sus propias emociones”, comenta López Barreiros.
Y añade que, precisamente por esta razón, el síndrome de Casandra se relaciona habitualmente con las mujeres, al asociarse a estas con el mundo de las emociones, la sensibilidad, la intuición y lo femenino, dentro del imaginario colectivo. “Así, las mujeres tendrían una mayor predisposición a padecerlo, ya que a lo largo de la historia se han condenado ideas que se alejaran de lo típicamente masculino y analítico, llegando a cuestionarse la cordura de las mujeres solo por el hecho de serlo”, nos cuenta.
También indica que cabe considerar una serie de prejuicios hacia determinados colectivos o discursos, así como una tendencia social a dudar de todo aquello que carezca de un fundamento puramente racional.
Rosana Plaza detalla cuáles son, en su opinión, los rasgos de las personas más propensas a padecer este síndrome.
- Elevada intuición y sensibilidad: personas con gran capacidad de percepción emocional pueden ser más susceptibles.
- Historial de trauma: haber sufrido traumas o abusos puede aumentar la vulnerabilidad.
- Entornos autoritarios: contextos en donde las opiniones de ciertos grupos (como las mujeres) son desvalorizadas.
- Baja autoestima: personas con falta de apoyo emocional tienen mayor riesgo.
¿Es complicado superar el síndrome de Casandra?
Lo primero que tenemos que tener en cuenta según la psicóloga de Psicopartner es que superar el síndrome de Casandra puede ser complicado, pero no imposible. “Se trata de un desafío importante debido a la intensidad de los sentimientos de frustración y desesperanza que genera. A esta situación se unen otros factores, entre los que destacan la falta de apoyo y la incredulidad constante expresada por los demás, que sin duda pueden dificultar el proceso de recuperación”, nos dice.
En síntesis, en su opinión, estamos ante un proceso complejo, ya que implica transformar patrones de pensamiento y comportamiento arraigados. Afortunadamente, con el apoyo adecuado e implementando estrategias efectivas, es posible mejorar significativamente.
La falta de apoyo y la incredulidad expresada por los demás pueden dificultar el proceso de recuperación
¿Qué estrategias tenemos a nuestro alcance para superar este síndrome?
“Lo primero será siempre analizar el origen, por qué pasa lo que pasa, tanto de manera individual como colectiva. Solo de esta forma se podrán identificar patrones de comportamiento y modificarlos”, nos dice la psicóloga de Consulta Despertares.
Así, una vez analizado, se colocará el foco en el presente y en lo que depende del individuo. En este caso tratar de controlarlo todo, incluido el futuro, solo llevará a sentir una mayor frustración.
Las expertas nos resumen las que son, en su opinión, las estrategias útiles que pueden ayudar a afrontar este proceso.
- Identificar, exteriorizar y cuidar las emociones que se manifiesten a lo largo del proceso.
- Comunicar al otro los propios sentimientos y averiguar por qué los planteamientos expresados se están poniendo en duda.
- Prestar atención al dialogo interno. En numerosas ocasiones, ese cuestionamiento comienza por uno mismo y se puede llegar a interiorizar con mucha crudeza.
- Buscar redes de apoyo en donde las personas que lo presentan se sientan escuchadas y acompañadas. De esta manera se alivia el peso emocional, al perder el miedo a compartir sus ideas con otros.
- Acudir a terapia con el fin de favorecer un espacio seguro libre de juicios y desarrollar nuevas estrategias para reducir los síntomas del síndrome de Casandra. La terapia cognitivo-conductual y la terapia de aceptación y compromiso pueden ser útiles.
- Desarrollo de la asertividad. Aprender a comunicar de manera efectiva.
- Práctica de la autoaceptación. Reconocer el propio valor independientemente de la validación externa.
- Desarrollo de habilidades de afrontamiento. Aprender técnicas de gestión del estrés y la ansiedad.
“Es importante recordar que cada persona es única y en consecuencia necesita un enfoque personalizado para superar el síndrome de Casandra. La ayuda profesional puede ser crucial en este proceso”, nos cuenta.